Los ejércitos de la República romana y su evolución

La evolución del ejército romano durante la República romana temprana: de las reformas de Camilo al sistema Polibiano.

Artículos sobre la Evolución del ejército romano:

El ejército romano durante la monarquía
El ejército romano durante la República temprana
     La formación triplex acies
Las reformas militares de Mario

Introducción

Tras la caída de los reyes que dominaron a Roma entre los años 753 a. C. a 509 a. C., los primeros ejércitos de la temprana República romana continuaron empleando la formación de falanges heredada de los ejércitos de la monarquía romana. No obstante, y empujados por la necesidad, una profunda serie de reformas militares comenzó a mejorar y dar forma a los ejércitos de la República, convirtiéndola con el paso del tiempo en una maquinaria bélica formidable.

Los primeros ejércitos de la República romana

A principios del siglo V a. C. la joven República romana renueva su alianza con la Liga latina (una alianza de alrededor de treinta ciudades latinas) y continúa utilizando la falange de hoplitas adoptada a través de los etruscos durante los tiempos de la monarquía (s. VIII a. C.- s. VI a. C.). No obstante, con el paso del tiempo se comienza a abandonar gradualmente la formación en columnas, una de las características más visibles de la falange, y se termina imponiendo la centuria como la unidad táctica principal del ejército romano. Algo que ya había sido introducido en Roma de manera parcial por el rey Servio Tulio durante la monarquía romana con centurias de 45 hombres (con 30 combatientes y 15 no combatientes).

Un detalle particular de este período era la poca cohesión del ejército, ya que, de manera un tanto similar a las milicias feudales de la Edad Media, las tropas solían mantenerse agrupadas junto a un patricio poderoso que las había reunido y equipado por su cuenta. Incluso a pesar de ser el cónsul a quien estas tropas debían obedecer, muchas veces los hombres eran más leales y obedientes a estos patricios, causando así tensiones y problemas en la campaña. Dicha carencia le ofrecía al enemigo contar con la ventaja de enfrentarse a un ejército romano desordenado y fraccionado, el cual frecuentemente debía retirarse tras que una o más de sus centurias no trabajara en conjunto y cayera antes de tiempo, abriendo la posibilidad de ser flanqueados por el enemigo.


Las reformas de Camilo (387 a. C.)

A principios del siglo IV a. C. Roma ciertamente no estaba pasando por un buen momento, e incluso su propia existencia se veía amenazada. En 387 a. C. los celtas de Breno, pintados de rojo y sembrado terror entre la población, vencen a las tropas romanas en la batalla del Alia y, en un acto que quedaría grabado a fuego en la memoria de los romanos por los siglos venideros, saquean la ciudad. Si bien Breno permanece poco tiempo ocupando Roma, la humillación para los romanos fue incontenible. De este saqueo surge la famosa frase Vae victis (¡Ay de los vencidos!) pronunciada por Breno al arrojar su espada en la balanza adulterada que los derrotados romanos debían llenar con oro como tributo a sus vencedores.

Ilustración de una batalla romana contra los celtas.
Los últimos romanos hoplitas de la República, siglo IV a. C. siendo vencidos por los celtas.

Esta y otra serie de derrotas menores llevaron al cónsul y cinco veces dictador Marco Furio Camilo, considerado por los romanos como el «segundo fundador de Roma», a realizar una serie de reformas militares profundas gracias a las cuales el ejército romano comenzó a adoptar una estructura más similar a la que hoy en día reconocemos. Por lo general se suele denominar a las legiones resultantes de estas reformas como el «sistema Camiliano».

Nota: la fecha tradicional de la batalla del Alia se ubicaba en el año 390 a. C. (según la cronología de Varrón). No obstante, en el presente es más aceptada por los historiadores modernos la fecha brindada por Polibio situando a dicha batalla en el año 387 a. C.

Las legiones de Camilo

Camilo introdujo el concepto de legión (legio). Más importante aun, se abandonó en gran parte la formación en columnas (otro remanente de la falange) y se organizó a cada legión en tres líneas principales de infantería subdividas en varias centurias; incrementando a su vez el número de hombres por centuria a 60. Todo esto hizo que Roma se aleje definitivamente de las configuraciones compactas y rígidas que venía utilizando desde sus inicios inspiradas en los hoplitas macedonios y griegos.

Para poder ser reclutados en la legión los hombres debían ser adsidui, (hombres que pagaban impuestos y por ende tenían posesiones materiales), ya que se mantuvo la creencia existente desde los tiempos de la monarquía romana que solo los hombres que tengan algo que perder defenderían la patria con mayor ánimo. Así mismo, las legiones no eran permanentes, sino que cada año al comienzo de la campaña se levantaban entre tres a cuatro legiones dependiendo de la necesidad del momento (Para mayor información consultar el artículo sobre antiguo calendario soli-lunar romano para más información).

El cambio más importante realizado por Camilo fue modificar la composición de los soldados. Los ejércitos de la monarquía romana utilizaban una agrupación de seis clases de soldados introducidas por el rey Servio Tulio. Camilo remplaza a dichas clases con unidades especializadas: los hastati, principes y triarii como infantería y los rorarii, leves y accensi como escaramuzadores. Todas estas unidades, no obstante, estaban basadas en cierta medida en alguna de las seis clases anteriores. Por ejemplo los hastati estaban directamente basados en la tercera clases.

Esta simplificación del ejército romano en

Infantería principal

Las unidades de infantería principales que formaban el grueso de la legión estaban divididas en tres líneas (véase formaciones de batalla romanas). Por regla general los triarii eran hombres de mayor riqueza y los hastati eran hombres sin muchos recursos. Debido a que las reformas de Camilo preservaron en cierta medida el sistema de clases heredado de la monarquía romana y también al hecho de que los soldados romanos debían proveer su propio equipamiento y armamento, los hastati eran los hombres de infantería con peor equipamiento y las armaduras más modestas.

  • Hastati (español asteros, singular latín hastatus) eran espadachines con armadura ligera ubicados en la primera línea. Eran los primeros en chocar contra el enemigo. Su nombre de asteros, el cual implica el uso de una lanza, proviene del pasado, ya que estos hombres eran los lanceros que solían conformar la tercera clase de los ejércitos de la Monarquía romana. En los tiempos de Camilo los hastati eran los hombres de bajos recursos económicos unas décadas más tarde.
  • Principes (singular latín princeps) espadachines con mejor armadura (la cual a partir del siglo III a. C. pasa a ser una lorica hamata, es decir, una cota de malla) y escudo pesado. Se ubicaban en la segunda línea de batalla. Durante los tiempos de Camilo eran los hombres relativamente bien posicionados económicamente.
  • Triarii (esp. triarios, singular latín triarius) lanceros con armadura completa (al igual que los principes comienzan a utilizar la lorica hamata a partir del siglo III a. C.) y un escudo pesado que se posicionaban en la tercera línea de batalla. Estos eran los soldados con mejor equipamiento y armaduras, y por lo tanto los hombres con mayor poder adquisitivo de la legión (solo superados por los equites).

Auxiliares, escaramuzadores y caballería

Las legiones de Camilo contaban además con varios tipos de unidades auxiliares y de escaramuza.

  • Leves (jabalineros) iban adelante de todos y atacaban al enemigo cuando este se acercaba para luego replegarse.
  • Rorarii infantería de reserva.
  • Accensi infantería ligera que por lo general cumplía un rol de unidad de escaramuza portando una honda con la cual atacaban al enemigo a distancia.
  • Equites unidades de caballería, conformada por los hombres de mayor nivel económico. Durante esta época la caballería carecía de la utilidad y capacidad de desborde que veremos en tiempos posteriores.

Organización de la legión Camiliana

Según Tito Livio una legión estaba compuesta por tres líneas de 15 subdivisiones similares a una falange más las unidades auxiliares y los escaramuzadores. El orden de batalla era el siguiente: triarii en la tercera línea, principes en la segunda linera y hastati en la primera línea. Generalmente combatiendo mediante una formación similar, aunque mucho menos refinada, a la denominada triplex acies y posicionadas en un tresbolillo (o ladrillado, ya que se asemeja a cómo se colocan los ladrillos en las distintas líneas de una pared).

Tamaño de la legión Camiliana

La cantidad de hombres presentes en estas legiones variaba considerablemente en cada guerra. No obstante, son varios los autores clásicos, como por ejemplo Dionisio de Halicarnaso, en su obra Antigüedades romanas, que señalan un número de tropas promedio que solía rondar los 4 mil hombres. Tito Livio por su parte da una versión de 4.200 infantes y escaramuzadores y unos 300 jinetes con, en ocasiones especiales, un máximo de 6 mil hombres.


El sistema Polibiano (320 – 315 a. C.)

Tras las reformas de Camilo ocurrieron dos eventos históricos clave que llevaron a Roma a reformar nuevamente su ejército: entre los años 343 a. C. a 290 a. C. tuvieron lugar las guerras samnitas. Durante una de estas tres guerras, en 321 a. C., Roma pierde una sangrienta batalla (hoy recordada como la Batalla de las Horcas Caudinas) contra los samnitas de Cayo Poncio debiendo sufrir la gran humillación de pasar por debajo del yugo y rendir tributo. Así mismo, en medio del conflicto con los samnitas y unos años antes de la devastadora derrota anteriormente mencionada, se disuelve la Liga latina (338 a. C.) dejando a muchas de estas antiguas ciudades latinas como foederati romanas.

Ilustración mostrando a los romanos derrotados por los samnitas.
Los samnitas de Poncio humillan a los romanos obligándolos a pasar por debajo del yugo. Vemos al fondo, como el yugo se hacía amarrando tres lanzas.

Todo lo anterior llevó a que entre los años 320 a. C. y 315 a. C. se realicen una gran cantidad de cambios orgánicos a la legión y principalmente tenga lugar la implementación del los manípulos (con cada manípulo conformado por dos centurias). Los historiadores sajones suelen denominar a la legión resultante de estos cambios como el «sistema Polibiano», debido a que es de este historiador griego de quien mayor información al respecto hemos obtenido. En especial a través de su obra maestra: Historias. Estas reformas se fueron dando como una serie secuencial de modestos cambios al ejército a través de los años los cuales, en su conjunto, reformaron por completo a las fuerzas romanas.

El ingreso al ejército continuó basándose en el dilectus. Una ceremonia anual mediante la cual los romanos creaban cuatro legiones consulares (ya que estaban bajo el mando de los cónsules) y escogían para llenar sus filas de entre los ciudadanos del quinto censo o superior (los denominados adsidui, hombres que pagaban impuestos).

Los manípulos

Según los historiadores clásicos Tito Livio y Polibio el ejército mantuvo la división en tres líneas principales de infantería introducidas durante las reformas de Camilo. No obstante, se abandona por completo las divisiones de hombres en falánges y se adopta el manípulo como división táctica principal. Cada una de las tres líneas principales de infantería era entonces subdividida en diez manípulos. En el caso de los hastati y principes, los manípulos consistían en 120 hombres (cada manípulo conformado por dos centurias de 60 hombres); y en el de los de los triarii el número era de 60 hombres por manípulo (tengamos en cuenta que a pesar de su nombre las centurias no tenían cien hombres y no eran todas iguales incluso en un mismo ejército).

La introducción del manípulo es de vital importancia, ya que eliminaba la rigidez que sufría el modelo anterior y le otorgaba al ejército una flexibilidad muy superior en batalla, dándole así al general la posibilidad de llevar a cabo estrategias de flanqueo y encierro mucho más complejas.

Artículo principal sobre los maníuplos.

Reformas a la infantería

Bajo esta nueva organización se mantienen los hastati, principes y triarii introducidos previamente por Camilo como las tres unidades principales de infantería. No obstante, se elimina en gran parte los remanentes del sistema de clases anterior, y las tres líneas principales pasan a organizarse según la experiencia y las edades de los legionarios. Los hastati eran los hombres más jóvenes y menos experimentados, los principes eran los veteranos y los triarii los hombres más experimentados de la legión. Sin embargo, debido a que los legionarios debieron continuar costeando sus armas y armaduras los hombres que no podían costear dicho equipo no podía ascender a los roles superiores a pesar de su veteranía.

Así mismo las tres líneas de infantería, y en especial los triarii que hasta ese momento continuaban utilizando un escudo redondo como el de las falanges denominado clipeus, adoptan casi universalmente el escudo curvado oblongo denominado scutum. Escudo que se volvería un símbolo de las legiones romanas.

En la imagen a continuación vemos como los soldados de infantería romanos abandonan los escudos redondos típicos de la falange adoptando el escudo oblongo y curvo característico de la República.

Ilustración de los soldados de la república romana temprana.
Hastatus (p. hastati), veles (p. velites), triarius (p. triarii), y princeps (p. principes). Vemos en el triarii el casco de estilo corintio adoptado directamente de los tiempos etruscos. El cual mantenía la típica máscara corintia pero en vez de utilizarla propiamente como una máscara se la reducía a un adorno para la parte superior del casco. Los escudos oblongos evolucionarían tomando una forma más rectangular y curvada sobre su eje principal.

La caballería

Con respecto a la caballería, es decir los equites, compuesta por los ciudadanos de mayor poder económico, la norma era ubicar 5 turma de caballería estructuradas en 10 filas y 3 rangos en cada flanco totalizando unos 300 hombres. Si bien los equites debían de proveerse del equipamiento militar, el caballo era pagado por el estado. Durante este período de la historia militar romana la caballería continuó teniendo un rol secundario y poca importancia en el esquema de batalla.

Los velites y otras unidades de escaramusa

Tanto los rorarii como los accensi y los leves de las legiones Camilianas quedan en desuso y son en su conjunto reemplazados por los velites -lanzadores de jabalinas e infantería ligera, compuestos por los anteriormente llamados leves y también en parte por los antiguos accensi y rorarii- cuyo objetivo principal era el de bañar al enemigo con una lluvia de jabalinas al inicio de la batalla para luego replegarse entre las filas romanas antes del choque con el enemigo. En la legión polibiana cada manípulo de triarii también contaba con unos 40 velites que se ubicaban detrás de los triarii y entraban en acción en caso de que el ejército romano deba retirarse de la batalla, atacando al enemigo con sus jabalinas mientras los triarii intentaban con sus lanzas frenar el avance de los rivales.

Adicionalmente cada manípulo de triarii contaría con una unidad de cuarenta vélites para ayudar a cubrir la retirada en caso de ser necesario.

Por lo que se refiere a los vélites están armados de espada, flecha y broquel, especie de escudo, fuerte por su estructura y bastante capaz para la defensa.[…] Los de más edad, llamados hastatos, portan armadura completa.

Polibio, Historias, Libro VI.

Tamaño de la legión polibiana

Dados los números mencionados anteriormente podemos contabilizar a la legión polibiana ideal en unos 4.500 hombres divididos en 3.000 hombres pertenecientes a las tres líneas de infantería principales (1.200 hastati, 1.200 principes, 600 triarii) más otros mil quinientos hombres entre escaramuzadores y equites (1.200 velites y 300 equites). En situaciones de crisis y emergencias la legión podía reforzarse con al menos otros 500 hombres.

Formación de batalla de una legión polibiana.
Formación triplex acies. Estructura de una legión romana de mediados de la República romana, el denominado «sistema de Polibio».

Según Polibio la legión estaba conformada de la siguiente manera:

Los romanos […] habitualmente enrolan cuatro legiones al año, cada una compuesta por cuatro mil soldados de a pie y doscientos a caballo; y cuando surge alguna necesidad inusual, incrementan el número de soldados de a pie a cinco mil y de caballeros a trescientos. De los aliados, el número en cada legión es el mismo que la de los ciudadanos, pero la caballería es tres veces más grande.

Polibio, Historias, 1:268–70

Centuriones y oficiales

Como comandantes de cada una de las dos centurias del manípulo se empleaba un centurión y un optio, uno posterior y otro anterior. El centurión posterior era considerado como de mayor jerarquía y por ende lideraba el manípulo (véase el artículo sobre los manípulos para una explicación más detallada). En el texto a continuación Polibio habla sobre la elección de los dos centuriones para cada manípulo, la cual se hacía en tandas:

De cada una de estas clases de soldados, menos de la de los vélites, se sacan diez capitanes, con respecto al valor. Después de éstos se escogen otros diez, y todos se llaman centuriones, de los cuales el primer elegido tiene entrada en el consejo. Éstos vuelven a elegir otros tantos tenientes. Síguese después la división de cada cuerpo, a excepción de los vélites, por edades en diez partes, y a cada una la asignan dos jefes de los escogidos y dos tenientes. Los vélites, a proporción del número, están divididos por igual en todas las otras partes. Cada una de éstas se llama centuria, cohorte o manípulo, y sus jefes centuriones o capitanes. Cada uno de éstos escoge en su manípulo dos, los más esforzados y valientes, para llevar las banderas. No es sin motivo el poner dos capitanes a cada centuria. Pues no sabiéndose lo que hará uno solo o lo que le podrá ocurrir, y por otra parte en materias militares no tengan lugar las excusas, no quieren que la centuria esté jamás sin quien la mande. Cuando los dos jefes se hallan presentes, el primer elegido manda la derecha de la cohorte y el segundo la izquierda; pero si uno de ellos está ausente, el que resta la conduce toda. En la elección de centuriones no tanto se mira a la audacia e intrepidez como al talento de mandar, constancia y presencia de ánimo. No se quiere que sin más ni más vengan a las manos y den principio al combate, sino que perseveren en la prepotencia y opresión del enemigo, y perezcan antes que abandonar el puesto.

Polibio, Historias, Libro VI.

Formación triplex acies

Con la introducción del sistema manipular las legiones romanas comienzan a adoptar la táctica de combate de tres órdenes denominada triplex acies. Es decir, las tres líneas principales de infantería: hastati, principes y triarii ordenadas para la batalla en una retícula de tipo tresbolillo. Para mayor claridad hemos separado la descripción del sistema manipular y la táctica triplex acies en un artículo aparte.

Artículo principal sobre La formación triplex acies.

El entrenamiento de las primeras legiones de la República

Con respecto a la disciplina y el entrenamiento debemos hacer una clara y pertinente mención. Cuando nos referimos a un ejército no profesional no lo hacemos desde el punto de vista del combate, ya que en los tiempos romanos todo hombre de 17 años en adelante poseía una gran destreza en la utilización de espadas, lanzas y escudos. Durante la niñez y la adolescencia sus juegos justamente estaban orientados a aprender a luchar y uno de los primeros regalos que se le hacía a un niño era una espada de madera para que practique jugando con sus amigos. Los padres y tíos cumplían un rol de tutores con respecto al manejo del armamento y de la lucha en general, por lo general entrenando en el Campo de Marte en las afueras de la antigua Roma (ver mapas de Roma). El acondicionamiento físico tampoco era necesario, ya que debemos tener en cuenta que el grueso del ejército provenía de las clases campesinas, las cuales pasaban su vida haciendo todo tipo de tareas físicas al cultivar sus tierras y cuidar de sus animales. Su condición física era tan óptima que a través de los autores clásicos sabemos que eran capaces de cubrir una milla y media en menos de 15 minutos sin fatigarse demasiado si las condiciones de la batalla lo requerían.

Teniendo esto en cuenta podemos asumir que no era necesario enseñarles a luchar, ya que estos sabían hacerlo muy bien, y tampoco había que acondicionarlos físicamente para soportar el trajín del combate. Lo que sí se debía enseñar a los legionarios con cada nuevo rearmado del ejército era disciplina y cómo mantenerse en formación así como la comprensión e interpretación de las órdenes del centurión. Algo muy importante, ya que el estado de una batalla podía ser llevado a un nivel caótico si los hombres no sabían mantener sus filas y formarse correctamente, dándole la oportunidad al enemigo de desbordarlos. La rigidez era tal que el centurión normalmente cargaba una vara de mando con la que golpeaba fuertemente al soldado que fallara en el entrenamiento.