La marcha de los ejércitos romanos, el agmen

El agmen, la marcha de los ejércitos romanos durante las campañas militares: costumbres de la marcha, formaciones y suministros.

Introducción

Los ejércitos romanos organizaban la formación de los legionarios dependiendo si los mismos se encontraban en marcha (agmen) o en batalla (acies). Esto le permitía a los comandantes contar con un nivel de organización poco visto en el mundo antiguo, ya que ambos métodos podían combinarse para ya sea defender un ejército en marcha que estaba siendo atacado o un ejército en combate que debía realizar una retirada táctica.

Este artículo trata sobre la formación durante la marcha (agmen) y los trenes de suministro. Para leer sobre las formaciones de los romanos durante la batalla (agmen), dirijase al siguiente artículo: Las formaciones de batalla de los romanos, acies.

Agmen, la marcha romana

Acies era la formación del ejército en batalla. Sin embargo, cuando los romanos se encontraban marchando, la formación pasaba a denominarse agmen (plural agmina) y se dividía en dos tipos.

Impeditae: marcha del ejército en formación de columna. Empleada al marchar por un territorio amigo en el que no se teme a los ataques rivales, las legiones se alineaban, cada una con sus bagajes y cargas marchando en impeditae.

Expeditae: cuando era posible un ataque enemigo o emboscada durante la marcha, las tres cuartas partes de las tropas marchaban a la cabeza de la columna listas para luchar. Detrás de estas venían los bagajes y las tropas regulares marchando en impeditae.

Ilustración mostrando a los hombres de un contubernio romano.
Contubernio en campaña.

Algunas de sus locuciones eran:

  • Primum agmen: vanguardia de la columna en marcha.
  • Medium agmen: el centro o el grueso de la columna, en esta sección de la legión en marcha marchaba la mayoría de los legionarios.
  • Novissimum o extremum agmen (extrema agminis): la retaguardia de la columna en marcha.
  • Quadratum agmen: formación de marcha en cuadro, con los bagajes en el centro. Este orden era por lo general adoptado cuando la fuerza romana en marcha temía una posible emboscada enemiga.
  • Citatum agmen: marcha forzada, generalmente a doble paso con el fin de huir de un enemigo o llegar a un campo de batalla con el fin de proveer refuerzos.
  • Composito agmine: marcha en la cual se conservaba un buen orden de paso. En la misma primero venían los bagajes y luego el resto de las tropas marchando en impeditae.

El expeditus

El expedito era un adjetivo con el que los comandantes romanos se referían al soldado que dejaba su equipaje y se posicionaba para la batalla. Durante tiempos de crisis las legio expeditae eran las legiones las que marchan sin sus bagajes con el fin de llegar a un campo de batalla más rápidamente (a veces esta terminología se aplica a las tropas armadas a la ligera).

Transporte de suministros

Durante los primeros tiempos de la República romana los bagajes de la legión eran transportados en su conjunto por mulas que iban detrás de la marcha principal. No obstante, tras las reformas militares de Mario el transporte de los equipos y el armamento era realizado por los mismos legionarios, y cada contubernio (es decir la división de hombres más pequeña del ejército romano) poseía su propia mula sobre la cual se transportaba la tienda de campaña. Estas reformas también impusieron como regla que cada legionario debía transportar al menos 15 días de comida. Todo lo anterior llevó a que tenga origen el jocoso apodo de «mulas de Mario» para referirse a los legionarios

Sarcina

La sarcina (plural sarcinae) era el bagaje personal de cada legionario. En este bagaje los legionarios transportaban colgando del extremo superior de un palo en forma de cruz (denominado furca) desde sus bienes personales hasta su armamento, una cantimplora, comida y utensilios para cocinar, como por ejemplo una patera: un plato metálico hondo utilizado para preparar los alimentos.

Relieve de soldados romanos durante la marcha hallado en la columna de Trajano. Podemos observar la sarcina.
Relieve de soldados romanos durante la marcha hallado en la columna de Trajano. Podemos observar la sarcina.

Además de todo lo mencionado anteriormente, los soldados romanos cargaban sus bienes más personales e importantes en una cartera de cuero denominada loculus (plural loculi), generalmente de forma rectangular y con cuerdas de lado a lado para poder añadirla a la furca con mayor facilidad.

Reconstrucción de un loculus, la cartera utilizada por los legionarios para guardar sus bienes personales.
Reconstrucción de un loculus, la cartera utilizada por los legionarios para guardar sus bienes personales.

La furca (plural furcae) durante la marcha se apoyaba sobre uno de los hombros y se sostenía con la mano de ese mismo lado del cuerpo. A su vez, en el campamento militar o durante el descanso, su extremo inferior podía clavarse sobre la tierra dejando los bienes personales del legionario alejados de la humedad y al alcance de la mano.

Legionario romano sosteniendo una furca. En la imagen vemos algunos de los utensilios comunes al bagaje del legionario.
Legionario romano sosteniendo una furca. En la imagen vemos algunos de los utensilios comunes al bagaje del legionario.

Impedimentum

El impedimentum (plural impedimenta) era otro tipo de bagaje de los romanos. No obstante, a diferencia de la sarcina, donde se transportaban los bienes personales del legionario, el impedimentum transportaba los elementos de mayor tamaño y pesados de la legión, como por ejemplo las herramientas para construir los campamentos, la artillería, etc.

Costumbres de la marcha romana

Durante la marcha los soldados solían llevar sus escudos colgados del hombro izquierdo, mientras que en sus hombros derechos llevaban colgados sus cascos. Así mismo, los legionarios solían utilizar un tipo de vestimenta de origen griego denominada abolla (plural abollae). Esta era una prenda de vestir cómoda y holgada. A través de Nonio Marcelo en sus escritos sobre Varrón, sabemos que la abolla era considerada como una vestis militares, y por lo tanto no se podía utilizar con la toga. Una prenda similar a la abolla era el sagulum un capote que se abrochaba sobre el hombro derecho dejando libre el brazo del mismo lado para poder blandir la espada en caso de ser necesario.

Las caligae

Otro elemento fundamental de la marcha de campaña era el calzado. Los legionarios romanos vestían unas sandalias denominadas caligae tanto en batalla como durante la marcha. Estas sandalias se ajustaban al pie por completo, y su construcción era sólida y durable. Las mismas ofrecían un nivel de confort y durabilidad óptimos, lo cual permitía al legionario marchar durante continuamente sin dañar sus pies. La suela de las caligae tenía tachuelas, las cuales, con el uso, se desgastaban rápidamente. Debido a dicho desgaste los legionarios recibían reposiciones regulares de tachuelas. Tácito en su obra Historias (III, 50) hace mención de un donativo denominado clavarium el cual era recibido por las tropas en campaña y hacía referencia a dichas tachuelas.

Puedes leer más sobre las caligae, su historia, particularidades, materiales y construcción en el siguiente artículo: Las sandalias romanas, de las caligae a las soleae.

Estructura y construcción de una sandalia caliga, las sandalias del ejército romano.
Estructura y construcción de una sandalia caliga, las sandalias del ejército romano.

Las millas

Los ejércitos romanos calculaban las distancias recorridas durante la marcha en millas, las cuales representaban, en promedio, mil pasos (de allí el nombre). Cada mil pasos el asistente del jefe de la legión o uno de los centuriones, clavaba un palo en la tierra el cual representaba un hito.

Con el paso del tiempo, y sobre todo tras los cambios introducidos por Agripa, la manera de marcar millas fue estandarizándose. Puede leer más al respecto en el siguiente artículo: Unidades de medida de longitudes y áreas romanas.

La alimentación durante la marcha

Durante la campaña los legionarios romanos solían tener dos comidas: el prandium (similar a un desayuno) y la cena (el nombre en latín es indicativo). Durante la marcha estas comidas consistían en su gran mayoría en trigo distribuido a los contubernios. Este trigo era por lo general preparado a manera de pan, y si se debía marchar grandes distancias era cocinado en galletas duras (similares a una galleta marinera). Además del trigo los legionarios podían recibir, dependiendo del aprovisionamiento de la legión, otros tipos de granos, aceite de oliva, raciones de carne de cerdo preservada en sal, lentejas, sal, o queso.

Cuando la legión se encontraba acampando en territorios aliados era común enviar grupos de cazadores a las cercanías del campamento para así proveerse de carne. Este no era el caso durante la marcha o cuando se acampaba en territorio enemigo, donde la posibilidad de sufrir emboscadas era alta.

La red de caminos romana

Si bien los romanos estaban entrenados para cruzar con legiones enteras territorios inhóspitos a campo traviesa en busca de sus enemigos, uno de los detalles más característicos de las legiones romanas era la velocidad con la que estas podían moverse a través de la interminable red de caminos preparada para soportar el peso de una legión completa y sus trenes de carga. Puede hallar más información sobre la red de caminos romanos en el siguiente artículo: La Vía Apia, el más famoso de los caminos a Roma.

Practicando la marcha

El historiador romano del siglo IV d. C. Flavio Vegecio en su trabajo Instituciones militares, libro en el cual habla sobre la cultura marcial de los romanos antiguos (es decir de la República y los albores del Imperio), describe como se practicaba la marcha de manera mensual:

Era una costumbre constante entre los antiguos romanos, confirmada por las ordenanzas de Augusto y Adriano, ejercitarse tanto la caballería y la infantería tres veces al mes con marchas de cierta longitud. La infantería era obligada a marchar, completamente armada, la distancia de diez millas16 desde el campamento y regresar con el mayor orden y con el paso militar, que cambiaban y aceleraban en ciertos momentos de la marcha. Así mismo, su caballería, con tropas y apropiadamente armadas, ejecutaba las mismas marchas y se ejercitaban al mismo tiempo en sus movimientos y maniobras peculiares; a veces, como si persiguieran al enemigo, ora iban o volvían otra vez con gran impetuosidad a la carga. Hacían tales marchas no sólo en terrenos llanos o de tierra, sino que tanto la caballería como la infantería eran llevadas a terrenos difíciles y abruptos y a ascender o descender montañas, para prepararles a toda clase de accidentes y familiarizarlos con las distintas maniobras que las diferentes orografías de un país podían requerir.

Instituciones militares: libro I, p. XXVII