Tratado de agricultura, Catón el Viejo – Libro completo (De Agri Cultura)

Tratado de agricultura, Catón el Viejo - De Agri Cultura - Libro completo en español.

De Agri Cultura

Marco Porcio Catón

A través de su Tratado de agricultura (latín De Agri Cultura, c. 160 a. C.) Marco Porcio Catón, también conocido como Catón el Viejo, presenta al ciudadano romano una obra instructiva de gran valor práctico sobre las distintas técnicas agropecuarias necesarias para llevar un fundo (finca) a buen término; así como una serie de indicaciones religiosas para garantizar el favor de los dioses. Catón aborda temas que van desde lo legal y económico a la hora de adquirir el fundo y vender lo producido, hasta lo técnico y agrario. Como por ejemplo brindar instructivos para construir prensas, curar a los animales de tiro enfermos, prevenir las pestes y plagas, plantar distintas variedades de árboles y plantas y producir distintos tipos de vinos, aceites, cereales y frutos. Dando además instructivos para fabricar todo tipo de remedios y repelentes. Con su obra Catón no sólo pretende informar al lector de los aspectos técnicos y prácticos, sino que intenta además el promover al «buen agricultor romano».

Se cree que De Agricultura jugó un rol fundamental en el fenómeno productivo y exportador de vinos romanos de mediados y finales del siglo II a. C. Fenómeno que vio a la industria vinícola y a los niveles de producción de vino romano incrementarse a niveles récord. La obra de Catón inspiró a otros autores romanos, como Marco Terencio Varrón, quien lo cita frecuentemente en su obra De las cosas del campo.

Es indispensable para comprender los temas tratados en este libro el consultar con una tabla de medidas, longitudes, capacidades y pesos romanos.

Ir a la biblioteca de textos clásicos

De Agri Cultura

Prefacio

A veces es preferible procurarse bienes mediante el comercio, a menos que sea demasiado arriesgado, y también prestar dinero a interés con tal de que sea honradamente. Nuestros antepasados de tal manera lo consideraron y así lo fijaron en las leyes: que se condenara al ladrón al duplo y al prestamista al cuádruplo. Puede estimarse a partir de ello cuánta peor opinión tenían del prestamista que del ladrón. Y cuando elogiaban a un hombre de [2] bien, lo elogiaban precisamente en cuanto buen agricultor y buen colono. Quien tales elogios recibía consideraba que se le [3] elogiaba en sumo grado. Por mi parte, al comerciante lo considero valiente y afanoso de procurarse bienes, pero, como he dicho arriba, expuesto a riesgos y contrariedades. Por el contrario, [4] de entre los agricultores nacen los hombres más esforzados y los soldados más arrojados, yen consecuencia su oficio es el más virtuoso y más seguro y el que menos envidias suscita, y quienes se ocupan en ese afán son quienes abrigan menos malquerencias. Y ahora, para volver al asunto, esto será el comienzo de la empresa en que me he comprometido.

Nota: numeración original de los capítulos en números romanos entre corchetes.

1 [I]

Cómo es menester comprar y procurarse el terreno

Cuando estés pensando en adquirir una hacienda, para mientes en esto, en no comprarla ansiosamente, en no ahorrarte el trabajo de verla repetidamente y en no contentarte con recorrerla una sola vez. Cuantas más veces vayas, tanto más te gustará lo que sea bueno. [2] Dirige tu atención a la manera en que los vecinos prosperan: en una comarca buena deberán prosperar bien. Y entra allí y observa atentamente cómo puedes salir de allí, que tenga buen clima, que no esté expuesta a calamidades, que destaque por su [3] buen suelo y sus características naturales. Si puedes, que esté al pie de un monte, mire a mediodía y esté en lugar saludable, que haya abundancia de obreros y haya cerca un buen curso de agua y una ciudad próspera, o el mar o un río por donde circulan [4] barcos o una carretera buena y transitada; que esté en esa clase de tierras que no cambian a menudo de dueño: que quienes en esas tierras vendan sus haciendas se arrepientan de haberlas vendido. Debe estar bien dotada de construcciones. Cuida de no menospreciar a la ligera los métodos de los demás: mejor se comprará a un propietario que sea buen cultivador y buen constructor. Cuando vayas a la alquería, mira si son muchas las tinajas [5] de aceite y los toneles: si no lo son, debes saber que la cosecha está en proporción; que no sea de muchos enseres y que esté en buen sitio. Mira que la propiedad sea de muy pocos enseres [6] y no costosa. Debes saber que una propiedad es lo mismo que las personas: si son gastadoras, no queda gran cosa aunque [7] ganen mucho. Si me preguntas cuál propiedad es la primordial, te diré así: de cien yugadas de tierra de toda clase de terrenos y en óptimo emplazamiento, la viña es lo primero si es devino abundante, segundo un huerto bien regado, tercero una salceda, cuarto un olivar, quinto una pradera, sexto un campo de trigo, séptimo un bosque para madera, octavo una arboleda, noveno un encinar.

2, 1-6 [II]

Deberes del paterfamilias

Cuando el paterfamilias llega a la alquería y ha saludado al lar familiar, ese mismo día recorra, si es posible, su hacienda; si no ese mismo día, al menos al siguiente. Cuando se ha enterado de cómo está cultivada la hacienda y qué labores están concluidas y por concluir, al día siguiente llame al capataz, pregúntele qué labor se ha concluido y qué queda, si las labores se han concluido suficientemente a tiempo, si va a poder concluir las restantes y qué se ha producido de vino, trigo y todas las demás labores. Cuando se haya enterado, [2] conviene emprender el cálculo de las labores y sus jornadas. Si la tarea no está a la vista, el capataz va a decir que él ha obrado diligentemente, que los esclavos no han estado bien de salud, que el tiempo ha sido malo, que los esclavos se han escapado, que ha hecho trabajos públicos. Cuando haya dicho estas y otras muchas excusas, vuelve a recordar con el capataz el cálculo de las labores y de los obreros. Si la temporada ha sido lluviosa, [3] qué labores habrían podido hacerse con lluvia: lavar las cubas y untarlas de pez, limpiar la alquería, trasvasar el trigo, sacara fuera el estiércol, hacer un depósito de estiércol, limpiar la simiente, remendar las sogas y hacer otras nuevas; recuérdale que habría sido conveniente que los esclavos se remendaran sus centones [4] y capuchones; en los días feriados se habrían podido limpiar las zanjas viejas, aparejar un camino público, cortar las zarzas, cavar el huerto, limpiar la pradera, liar varas, arrancar los abrojos, majar el farro y hacer limpieza; si los esclavos han estado enfermos, no habría sido menester darles muchos alimentos. [5]Cuando haya quedado constancia de ello con calma, procura que se rematen las labores restantes: hacer las cuentas del dinero y del trigo, de lo que está dispuesto para forraje, las cuentas del vino y del aceite: qué se ha vendido, qué se ha percibido, qué queda por percibir y qué hay que pueda venderse: recíbanse [6] las garantías que haya que recibir;lo que falte, que aparezca. Si algo falta para ese año, que se adquiera; lo que sobre, que se venda: lo que sea necesario arrendar, que se arriende; las labores que se quiera hacer y las que se quiera alquilar, que las ordene y las deje por escrito. Preste atención al ganado.

2, 7 [III]

Haga almoneda

[7] Haga almoneda: venda el aceite si tiene buen precio, venda el vino y el trigo que sobre; venda los bueyes viejos, el ganado mayor en mal estado, las ovejas en mal estado, la lana, las pieles, el carro viejo, las herramientas viejas, el esclavo viejo, el esclavo enfermo y cualquier otra cosa que sobre. Conviene que el paterfamilias sea amigo de vender, no de comprar.

3, 1 [IV]

Conviene plantar el terreno en la primera juventud

Conviene que el paterfamilias se aficione a plantar en su primera juventud. En edificar conviene que medite mucho tiempo, en plantar no conviene que medite, sino que conviene que lo haga. Cuando tu edad se aproxime a los treinta y seis años, entonces te conviene edificar si tienes el campo plantado. Edificarás de manera que la alquería no entre en competencia con la finca.

3, 2-6 [V]

Tenga la villa bien edificada

Al paterfamilias le es útil tener su villa [2] bien edificada, una despensa de aceite, una de vino y muchas tinajas para esperar, si quiere, un precio subido: ello servirá a su hacienda, a su valía y a su fama. Conviene que tenga prensas para poder concluir bien la tarea. Cuando esté recogida la aceituna, hágase al punto el aceite para que no se eche a perder. Piensa cuántos años vienen grandes temporales y suelen tirar la aceituna. Si la recoges rápido y están preparadas las prensas, [3] ningún daño causará el temporal y el aceite saldrá más verde y mejor. Si la aceituna queda demasiado tiempo por tierra o en él [4] algorín, se pudrirá y el aceite saldrá con mal olor. Puede hacerse aceite verde y bueno de cualquier aceituna si lo haces en su [5] sazón. Para ciento veinte yugadas de olivar es conveniente que haya dos prensas si el olivo es bueno y está bien y asiduamente cultivado. Conviene que los trapiches sean buenos y distintos cada uno, para que puedas cambiarlos si las ruedas se hubieren desgastado, y que tengan sus propias sogas de cuero, seis vigas cada uno, doce grapas y sus sogas de cuero cada uno. Tiéndanse unas trócleas de tipo griego con dos sogas de esparto [6] cada una: con ocho poleas cada una en la parte de arriba y seis cada una en la parte de abajo, las accionarás más rápido si quieres hacerles unas ruedas; tardará más en accionarse, pero con menos esfuerzo.

4 [VI]

Ten establos bien edificados

Conviene que haya buenos establos, buenos pesebres enrejados a la manera falisca y que las rejas tengan una separación de un pie. Si lo haces así, los bueyes no tirarán el forraje. Edifica la parte residencial de acuerdo con tus recursos. Si edificas bien en una buena hacienda y la tienes bien situada, si te acomodas en el campo convenientemente, irás allá de mejor grado y más a menudo; tu propiedad será mejor, se cometerán menos faltas y recogerás más frutos; la frente va por delante del cogote. Sé bueno con tus vecinos; no dejes que tus esclavos se comporten mal. Si tu vecindario te ve con buenos ojos, venderás tus productos con más facilidad, contratarás tus labores con más facilidad y tomarás obreros a sueldo con más facilidad; si edificas, te ayudarán con su trabajo, sus acémilas y sus materiales: si surge una necesidad —no lo quieran los dioses—, te apoyarán de todo corazón.

5 [VII]

Obligaciones del capataz

Éstas serán las obligaciones del capataz: que se valga de buenos principios, respete las fiestas. Aparte su mano de lo ajeno, custodie lo suyo con diligencia. Sustancie los pleitos entre los esclavos; si alguno faltare en algo, castíguelo de modo conveniente de acuerdo con su delito. Que los esclavos no lo pasen mal, no pasen frío ni hambre; que[2] se ocupen convenientemente en su trabajo y se mantendrán alejados más fácilmente de lo malo y de lo ajeno. Si el capataz no quiere que se obre mal, no se obrará mal. Si lo permite, el amo no debe dejarlo sin castigo. Muestre agradecimiento por los buenos servicios para que los otros se complazcan en actuar correctamente. El capataz no debe ser andariego, debe ser moderado en el beber y no debe ir a cenar a parte alguna. Mantenga atareados a los esclavos, observe que se haga lo que el amo [3] ha ordenado. No crea saber más que el amo. A los amigos del amo, téngalos por amigos suyos. Escuche a quien se le ha ordenado escuchar. No haga sacrificios religiosos a no ser en las fiestas Compitales en las encrucijadas o en el hogar. No dé a crédito a nadie sin permiso del amo: reclame lo que el amo ha dado a crédito. No tenga prestada a nadie simiente para la sementera, vituallas, farro, vino y aceite. Tenga dos o tres familias de donde solicitar lo que haya de usarse y a quienes dárselo, [4] y a nadie más. Haga las cuentas con el amo a menudo. No tenga un mismo obrero a jornal o allanador mucho tiempo ***. No pretenda comprar nada sin saberlo el amo ni pretenda ocultarle nada al amo. No tenga ningún parásito. No pretenda consultar a ningún harúspice, augur, adivino o caldeo. No defraude en la mies, pues es de mala suerte. Ocúpese de saber hacer todas las labores del campo y hágalas habitualmente con tal de no llegar [5] a fatigarse; silo hiciere, sabrá qué hay en la mente de los esclavos y ellos lo harán de mejor gana. Si lo hace, le gustará menos andar de acá para allá, tendrá mejor salud y dormirá más a gusto. Levántese de la cama el primero, vaya a la cama el último. Sea el primero en ver que la alquería esté cerrada, que cada uno [6] esté acostado en su cama y que las acémilas tengan forraje. Mantenga cuidados los bueyes con la mayor diligencia. Sea particularmente indulgente con los boyeros para que cuiden de los bueyes de mejor gana. Haz por tener buenos arados y rejas. Guárdate de arar la tierra cariosa y no metas allá ni el carro ni el ganado. Si no tomas esas precauciones, perderás tres años de cosecha allí donde los hayas metido. Póngase con cuidado el [7] mullido al ganado y a los bueyes, cuídeseles las pezuñas. Prevén la sama del ganado y las acémilas, cosa que suele darse por hambre y si llueve. Haz por concluir en sazón todas las labores, pues las cosas del campo son tales que, si hicieres una demasiado tarde, harás todas las labores demasiado tarde. Si faltan mullidos, recoge hoja de roble y ponla de mullido a las ovejas y a los bueyes. Procura tener un gran depósito de estiércol. Conserva [8] el estiércol con esmero; cuando lo saques, límpialo y fracciónalo; en otoño transpórtalo. En la otoñada cava un alcorque en torno de los olivos y ponle estiércol. Corta en su momento ramaje de chopo, olmo y encina; consérvalo no muy seco para forraje de las ovejas. El heno tardío y el último corte del prado consérvalos igualmente secos. Tras las lluvias del otoño siembra nabo, plantas forrajeras y altramuz.

6 [VIII]

En qué lugares debes sembrar tus cultivos

Es conveniente observar en qué lugares sembrar tus cultivos, de la siguiente manera:cuando el terreno es denso, fértil y sin árboles, conviene que sea terreno de trigo. Igualmente si ese mismo terreno es abundante en nieblas, lo que más conviene sembrares nabo, rábano, mijo y panizo; en un terreno denso y cálido, la aceituna para conserva, la mayor de las alargadas, la de Salento, la orcal, la posea, la sergiana, la de Colminio y la albicera: de ellas la que digan que es la mejor en esa comarca, ésa debessembrar. Planta ese tipo de [2] aceituna cada veinticinco o treinta pies. El terreno para plantar el olivar será el que mire al viento favonio y esté expuesto al sol: ninguno otro será bueno. En terreno que sea más frío y más magro, ahí es aconsejable plantar la aceituna liciniana; si siembras en terreno denso o cálido, el producto de la cosecha será malo, el árbol se secará al dar el fruto y lo atacará el musgo [3] rojo. A lo largo delas lindes del campo y a lo largo de los caminos planta olmos y algunos chopos para tener ramaje para las ovejas y bueyes, y habrá preparada madera si hay necesidad. Si en alguna parte de esos terrenos hay riberas o el paraje es húmedo, ahí debes plantar esquejes de chopo y cañaverales. Plántalos de la siguiente manera: cava hasta una profundidad de dos paladas y planta ahí los tubérculos de las cañas a tres pies uno de otro. Planta ahí corruda de donde broten los espárragos, pues el cañaveral va bien con la corruda porque se cava, se [4] quema y da sombra en su momento. Planta sauce griego en torno del cañaveral para que tengas con qué atar las vides. Observa de la siguiente manera en qué terreno es aconsejable plantar la viña: en el terreno que digan qué es el mejor para el vino y expuesto al sol, debes plantar la aminia pequeña y doble, la eugenea, y la helvola pequeña; en terreno que sea denso o neblinoso deberás plantar la aminia grande o la murgentina, la apicia y la lucana. El resto de las vides, especialmente las híbridas, se acomoda a cualquier terreno.

7 [IX]

La finca de las afueras

Conviene sobre todo que la finca de las afueras tenga una arboleda: puede vendérse la leña y haces de varas, y el amo tendrá de qué disponer. En esa misma finca es aconsejable sembrar lo que le sea apropiado: la vid de acoplar, la aminia pequeña devino, la [2] grande y la apicia: éstas se conservan en hollejo en vasija de barro; también se conservan bien en arrope, en mosto y en aguapié. Las de hollejo duro y las aminias grandes, colgadas o en la fragua del herrero, como las pasas, se conservan bien. [3] Planta o injerta frutales: membrillos pequeños y grandes, manzanas escantianas, manzanas quirinianas y otras para conserva, manzanas dulces y granadas (conviene ponerles en la raíz orina [4] de cerdo o estiércol para que sirva de alimento a las manzanas), peras grandes, peras anicianas, peras de sementera (éstas serán buenas conservadas en arrope), peras de Tarento, peras dulces, peras calabaciles e igualmente tantas otras variedades como sea posible. Aceitunas orcales y poseas: se conservan muy bien o verdes en salmuera o machacadas con lentisco; las orcales, cuando están negras y secas, machácalas con sal cinco días; luego, sacude la sal, ponlas al sol dos días o consérvalas sin sal en vino cocido. La serba, conservarla en arrope o dejarla secarse; debes enjugarla. Con las peras haz lo mismo.

8 [X]

En qué lugar se plantan las higueras

Los higos mariscos plántalos en sitio gredoso y abierto; los africanos y herculanos, los saguntinos, los invernizos y los telanos negros de pedúnculo largo, ésos plántalos en terreno más graso o estercolado. Deja producir el prado si lo tienes bien regado; si no, uno seco para que no falte [2] forraje. Haz que se planten en tu finca de las afueras huertas de todas clases, parterres de todas clases, cebollas de Mégara, mirto matrimonial, blanco y negro, laurel de Delfos, de Chipre y silvestre, nueces lisas, avellanas de Abela, de Preneste y almendras. Quien tenga una finca en las afueras, y especialmente quien sólo tenga esa finca, debe aparejarla y cultivarla de modo que la tenga lo más productiva posible.

9 [XI]

Salcedas en lugares abundantes en agua

Las salcedas es menester plantarlas en lugares abundantes en agua, húmedos y sombríos cerca de corrientes de agua; mira que sean útiles al amo o que pueda venderlas. Si tienes agua, crea sobre todo prados bien regados; si no tienes agua, crea prados desecano en la mayor cantidad posible. Ésta es una propiedad que conviene crear donde quiera.

10 [XII]

Cómo conviene proveer un campo de olivos de 240 yugadas

Cómo conviene proveer un campo de olivos de 240 yugadas: un capataz, la mujer del capataz, cinco obreros, tres boyeros, un mulero, un porquero, un pastor; total, trece personas; tres pares de bueyes, tres burros equipados con albardas que transporten el estiércol, un burro para hacer girar la muela y cien ovejas; cinco equipos [2] de aceite aparejados, un caldero de cobre de treinta cuadrantales de capacidad, su tapadera de cobre, tres garfios de hierro, tres cántaros de agua, dos embudos, un caldero de cobre de cinco cuadrantales de capacidad, su tapadera de cobre, tres garfios, una cuba pequeña, dos ánforas de aceite, una cuba de cincuenta heminas, tres cucharones, un cubo para el agua, un barreño, un balde, una jofaina, una escudilla, una jarra, un aguamanil, una palangana, un candelero y un sextario; tres carros grandes, seis arados con sus rejas, tres yugos provistos de correas, seis juegos de jaeces para los bueyes; un rastro, cuatro [3] parihuelas para el estiércol, tres cestas para el estiércol, tres pares de cestos de media onza, tres pares de enjalmas para los burros; herramientas: ocho azadas, ocho escardillos, cuatro palas, cinco escardas, dos rastrillos de cuatro dientes, †ocho† hoces para la hierba, cinco para la paja, cinco para descortezar árboles, tres hachas, tres cuñas, un mazo de majar farro, dos [4] tenazas, una pala de horno, dos hornillos; cien tinajas de aceite, doce cubetas, diez tinajas para guardar el orujo, diez para el alpechín, diez para el vino, veinte para el trigo, una para los altramuces, diez cántaras, una tina para lavar, una pila, dos vasijas de agua, tapaderas apropiadas para las vasijas y cántaros; una muela de caballería y otra manual, una hispana, tres juegos de correajes para la caballería, una masera, dos discos de cobre, dos mesas, tres bancos grandes, un taburete para la habitación, [5] tres banquetas, cuatro sillas, dos sillones, una cama para la habitación, cuatro camas con somieres de correas y otras tres camas; un mortero de madera, un mortero de batán, un telar en forma de yugo, dos morteros, un mortero de habas, uno de farro, uno de semillas, uno que cribe piñones, una medida de modios y una de medio modio: ocho colchones, ocho colchas, dieciséis almohadas, diez cobertores, tres servilletas y seis centones para los esclavos jóvenes.

11 [XIII]

Cómo conviene proveer cien yugadas de viña

Cómo conviene proveer cien yugadas de viña: un capataz, la mujer del capataz, diez obreros, un boyero, un mulero, un encargado de los sauces y un porquero: total de hombres, dieciséis. Dos bueyes, dos burros de tiro, un burro para el molino. Tres equipos aparejados para la prensa, cubas donde puedan caber cinco vendimias hasta ochocientos cúleos; veinte cubas donde guardar el orujo, veinte para el trigo, [2] tapaderas y cubiertas apropiadas para cada cuba, seis urnas de esparto, cuatro ánforas de esparto, dos embudos, tres coladores de mimbre, tres coladores para apartar la flor, diez orzas para el mosto, dos carros, dos arados, un yugo para el carro, un yugo † para la viña †48, un yugo para el burro, un disco de cobre, un manubrio para el molino; un caldero de cobre que tenga una capacidad de un cúleo, una tapadera para la caldera, tres garfios [3] de hierro, una olla de cobre que tenga una capacidad de un cúleo, dos cántaros de agua, un aguamanil, un barreño, un balde, una palangana, un cubo para el agua, una escudilla, un cucharón, un candelero, un orinal, cuatro camas, un taburete, dos mesas, una masera, un armario para la ropa, un armario para las provisiones, seis bancos largos, una roldana para el agua, una herrada de un modio, una de medio modio, un lebrillo para lavar, una pila, un lebrillo para altramuces, diez jarros; arneses [4] para los bueyes, tres arneses aparejados para los burros, tres cestas de media onza, tres espuertas para el orujo, tres molinos de burro, un molino manual; herramientas: cinco hoces para mimbre, seis hoces para madera, tres hoces para árboles, cinco hachas, cuatro cuñas, *** rejas de arado, diez rastrillos de hierro, seis palas, cuatro paletas, dos rastrillos de cuatro dientes, cuatro parihuelas para estiércol, una cesta para estiércol, cuarenta [5] hocinos para viña, diez hocinos para maleza, dos hornillos, dos tenazas, una pala de horno; veinte cestas de Ameria, cuarenta cestos o canastas para la siembra, cuarenta palas de madera, dos cubetas para la uva, cuatro colchones, cuatro colchas, seis almohadas, seis cobertores, tres servilletas y seis centones para los esclavos jóvenes.

12 [XIV]

Cómo hay que proveer cinco equipos de prensa

Cosas que son necesarias en la prensa para cinco equipos: cinco prensas ajustadas, tres de reserva, cinco tornos, uno de reserva, cinco sogas de cuero, cinco cuerdas de polea, cinco sogas, diez trócleas, cinco correas, cinco viguetas donde se asienten las prensas, tres jarros, cuarenta palancas, cuarenta grapas sólidas de madera que sujeten el árbol de la prensa por si se raja, y seis cuñas, cinco trapiches, diez barras pequeñas, diez vasijas, diez palas de madera y cinco azadas de hierro.

13, 1 [XV]

Cómo hay que preparar la prensa y despensa de aceite

Cosas necesarias para el funcionamiento de la prensa: un cántaro, un caldero de bronce con capacidad para cinco cuadrantales, tres garfios de hierro, un disco de bronce, muelas, una criba, una cernedera, un hacha, un taburete, una cuba para el vino, una llave para la prensa, una cama aparejada donde echarse dos vigilantes libres (el tercero, un esclavo, que se eche con los obreros), cestillas de mimbre nuevas y viejas, una cuerda de polea, una almohada, candiles, un cuero, dos coladores, una fresquera de carne y una escalera.

13, 2 [XVI]

Cosas que son necesarias en la despensa de aceite

Para la despensa del aceite son necesarias [2] las siguientes cosas: toneles de aceite, tapaderas, catorce lebrillos de aceite, dos cuencos grandes y dos pequeños, tres cucharones de bronce, dos ánforas de aceite, un cántaro para el agua, una vasija de cincuenta heminas, un sextario para el aceite, una fuente, dos embudos, dos esponjas, dos cántaros de barro, dos medidas de una urna, dos cucharones de madera, dos llaves con sus cerrojos para la despensa, una balanza, una pesa ajustada a cien libras y las restantes pesas.

14 [XVII]

Si contratas la edificación de la alquería

Si contratas la edificación de una alquería nueva desde los cimientos, es menester que el constructor haga lo siguiente: todas las paredes, conforme se ha dispuesto, de cal y mampuesto, los pilares, de piedra en ángulo; todos los maderos que son menester:jambas, dinteles, viguetas, puntales; establos de invierno y de verano a la manera falisca para [2] los bueyes, cuadras, habitaciones para los esclavos, tres fresqueras de carne, un disco de muela, dos calderos de cobre, diez pocilgas, un hogar, una puerta principal y otra como quiera el amo, ventanas, rejas para las ventanas grandes, seis claraboyas, diez de a dos pies, tres taburetes, cinco sillas, dos telares de yugo, seis ventanucos, un mortero chiquito donde machacar [3] el trigo, un batán, revestimientos y dos equipos de prensar. Para esta finalidad el amo proporcionará la madera y las cosas que son menester y dará para la obra una sierra, un cordel para alinear (en tanto que la madera la cortará, desbastará, troceará y trabajará el contratista), piedra, cal, arena, agua, paja y tierra para hacer el enlucido. Si la alquería ha sido afectada por un rayo, recúrrase para ello al arbitraje de un hombre bueno. Para esta obra el precio para un buen propietario que proporcione buenamente lo que sea menester y pague de buena fe, dos sestercios cada teja. El tejado se calculará así: teja que esté entera; [4] si no lo está, por faltarle una cuarta parte, contará dos por una; las canaleras que haya contarán cada una por dos; los canalones que haya contarán cada uno por cuatro. Alquería de piedra y cal: los cimientos, a un pie sobre el nivel de la tierra; las paredes restantes, de ladrillo; ponga los dinteles y revestimientos que sean menester. Las restantes estipulaciones del contrato, como [5] para la alquería a base de cal y mampuesto. Precio de cada teja, un sestercio. Esos que están establecidos arriba son los precios para un buen propietario en un lugar saludable: la mano de obra será conforme a lo pactado. Para un paraje insalubre, donde no se puede construir en verano, añádase en el caso de un buen propietario una cuarta parte del precio.

15 [XVIII]

Construcción de las cercas

Las cercas, de cal, mampuesto y guijarro. Que el propietario lo proporcione todo para esa obra: cinco pies de altura, un remate de un pie, un pie y medio de grosor y catorce pies de largo, y es menester contratar que se enluzca. Si contrata los muros dela alquería en cien pies (es decir, diez pies en cualquier dirección), cinco pies de altura y veinte de largo, pague diez victoriatos el muro de un pie y medio de grosor. El propietario debe hacer los cimientos y proporcionar para la obra: de cal, por cada pie lineal, es necesario un modio; de arena, dos modios.

16 [XIX]

Arrendamiento de la cal a un aparcero

Quienes dan la cal a cocer a un aparcero la dan de la siguiente manera: el calero dispone y cuece la cal y la saca del horno y hace leña para el horno. El propietario proporciona la piedra y leña de que haya necesidad para el horno.

17 [XX]

En qué época del año está en sazón la madera

El roble, madera para construcción e igualmente para rodrigón, está siempre en sazón cuando haya sido el solsticio hasta el solsticio de invierno. La restante madera que tiene semilla está en sazón justo cuando tiene la semilla madura; la madera que no tiene semilla está en sazón justo cuando pierde la corteza. *** precisamente porque tiene la semilla verde y madura (la semilla puedes cogerla del ciprés y del pino en cualquier época del año), igualmente está madura y en sazón en cualquier época del año. En un mismo árbol hay [2] piñas de dos años (de ellas caerá la semilla) y del año: éstas conviene recogerlas justo en cuanto empiezan a abrirse; primero empiezan a estar maduras para la sementera, después están así hasta más de ocho meses. Las piñas del año son verdes. El olmo está en sazón de nuevo cuando se le caen las hojas.

18 [XXI]

Si quieres construir un local para la prensa

Si quieres construir una prensa de cuatro aparatos de tal modo que sus caras queden enfrentadas, coloca los aparatos de la siguiente manera: unos árboles de dos pies de grueso y nueve pies de altura con sus pernos, unas hendiduras de tres pies y medio de largo [2] y de seis dedos de profundidad; la primera hendidura a un pie y medio del suelo; dos pies entre los árboles y las paredes; un pie entre los dos árboles; de los árboles, en perpendicular a la parte más próxima de la viga, dieciséis pies (las vigas, dedos pies de grueso y diez pies de alto con sus pernos); un cabrestante de nueve pies sin contar los pernos, una viga de prensa de veinticinco pies de largo; en ella una lengüeta dedos pies y medio; un pavimento de treinta y dos pies para cada dos aparatos con sus dos canales, y para dos trapiches un espacio pavimentado a derecha e izquierda de veinte pies; entre una y otra viga, un espacio [3] de veintidós pies para las palancas; veinte pies para los otros aparatos de enfrente, desde el extremo de la viga hasta la pared que está detrás de los árboles: total de anchura para una prensa de cuatro aparatos, sesenta y seis pies; total de largo, cincuenta y dos pies. Entre pared y pared donde sitúes los árboles haz unos buenos cimientos a cinco pies de profundidad, y en ellos piedra de pedernal; todo el espacio, cinco pies de largo, dos pies y medio de ancho y un pie y medio de grueso; haz ahí un agujero [4] para los dos pies de los árboles y fija ahí los árboles con su pie en la piedra. Rellena de madera de roble el espacio que quede entre los dos árboles y derrite ahí plomo. Haz que la parte superior de los árboles alcance hasta seis dedos, colócale encima un cabezal de roble. Para que haya dónde fijar las vigas [5] haz unos cimientos de cinco pies: coloca ahí en horizontal una piedra de dos pies y medio de largo, dos pies y medio de ancho y un pie y medio de grueso; fija ahí las vigas e igualmente fija de la misma manera la otra viga. Sobre los árboles y las vigas pon en horizontal un madero de dos pies de ancho, un pie de grueso y treinta y siete pies de largo: o bien coloca encima uno doble si no lo tienes consistente. Bajo esos maderos, entre los canales y las paredes del fondo donde estén los trapiches, pon una vigueta de veinticuatro pies y medio por un pie y medio o bien pon dos en lugar de una. Sobre esas viguetas coloca los maderos [6] que están fijados sobre los árboles y las vigas; sobre esos puntales construye unas paredes y únelas a la madera para que tengan suficiente peso. Donde establezcas su superficie, haz unos cimientos de cinco pies de profundidad y seis pies de anchura; el área y el canal hazlos circulares de cuatro pies y medio de ancho; a todo el pavimento restante hazle unos cimientos de [7] dos pies. Primeramente nivela los cimientos, después ve echando capas de medio pie de piedra menuda y de cal con arena. Haz los pavimentos de la siguiente manera: cuando los hayas nivelado, echa una primera capa de cascajo y cal con arena: apisónalo bien con pisones; haz igualmente una segunda capa; revístela de cal cernida por la criba hasta un espesor de dos dedos y tiende encima un pavimento de menudillo de ladrillo seco; cuando esté tendido, allánalo y púlelo para que el pavimento quede bien.

Haz los árboles y vigas de roble o de pino. Si quieres hacer [8] viguetas de menor tamaño, saca los canales por fuera de la columna. Si lo haces así, serán menester viguetas de veintidós pies de largo.

[9] Haz el disco del aceite de cuatro pies de diámetro con las juntas a la manera púnica; hazlo de seis dedos de grueso; métele espigas de encina. Cuando las hayas fijado, sujétalas con clavos de cornejo. Añádele al disco tres puntales. Ajusta los puntales al disco con clavos de hierro. Haz el disco con madera de olmo o de avellano: si tienes de ambos, ponlos alternados

19 [XXII]

Vigas para la prensa de vino

Para las prensas de vino haz vigas y árboles de dos pies más de alto; por encima delos orificios de los árboles, de modo que disten un pie cada uno, haz un espacio de un pie cuadrado para una sola sujeción. Horada en cada polea seis orificios. El primer orificio que hagas, hazlo a medio pie de la espiga, los demás sepáralos lo más regularmente [2]posible. Pon un gancho en el centro de la polea. El punto que sea el central entre los árboles ajústalo con el centro de la polea, donde será menester fijar el gancho para que la viga de la prensa quede situada justamente en el centro. Cuando hagas la lengüeta, ajústala al punto medio de la viga de la prensa para que quede bien situada en el medio de los árboles, y dale una holgura de un dedo pulgar. Las palancas más largas serán de dieciocho pies; las segundas en tamaño, de dieciséis pies; las terceras, de quince pies; las palancas de descompresión, de doce pies; las segundas en tamaño, de diez pies, y las terceras, de ocho pies.

20 [XXIII]

Cómo es menester aparejar un trapiche

Cómo es menester aparejar un trapiche. El pivote de hierro que se alza en el miliarioes menester que se alce derecho en perpendicular al centro; es menester fijarlo bien concuñas de sauce y verterle ahí plomo; cuídese de que el pivote no se menee. Si se mueve, sácalo; hazlo otra vez de la misma manera para que no se mueva.

Los ejes de los rodillos de aceite hazlos de olivo orcal, fórralos [2] de plomo, cuida de que no queden flojos. Acóplalos al eje. Haz unas cuñas enterizas de un dedo pulgar de ancho. Hágase de manera que tengan un doble reborde y que se fijen con doble clavazón para que no se caigan.

21 [XXIV]

Cómo construir el eje

Haz un eje de diez pies, tan grueso como lo pidan los rodillos, y en el centro para que coincida entre los discos, y tan grueso como sea el pivote de hierro. Hazle un orificio en el centro para que puedas introducirlo en el pivote. Introdúcele ahí un mango de hierro que se ajuste al pivote y al eje. Haz un orificio en el eje a derecha e izquierda de cuatro [2] puntas de dedos de anchura y tres puntas de dedos de profundidad; en la parte de abajo del eje fija una plancha de hierro del ancho que tenga el eje en el centro y horadada para que se ajuste al pivote. A derecha e izquierda, donde hayas hecho los orificios, abraza el eje con unas láminas. Pliega esas cuatro láminas hacia la parte inferior del eje; a derecha e izquierda, al extremo [3] de los orificios de ambas partes, pon bajo las láminas unas láminas chiquitas: fíjalas unas a otras para que no se agranden los orificios adonde irán a encajar los ejes más pequeños. Que el eje, en la parte en que sus extremos entran en los rodillos, a una y otra parte tenga cuatro como tejas de hierro; procura fijarlas a una y otra parte por sí mismas; fija las tejas por el centro con unos clavos pequeños. Por encima de las tejas haz un orificio en el eje por la parte de fuera, por donde pase el clavo que sujete el rodillo. Por encima del orificio aplica una lámina de hierro de [4] seis dedos de ancho horadada por una y otra parte, por donde pase el clavo. Todo esto se hace con la finalidad de que el eje no se desgaste por el roce con la piedra. Haz cuatro anillas que pondrás en torno al rodillo para que el eje y el clavo no se desgasten [5] por dentro. Haz el eje de madera de olmo o de haya. Que el mismo artesano fije esa labor hecha en el hierro que sea necesario: son menester sesenta sestercios. † † compra por cuatro sestercios el plomo para el eje. Para el que ajuste el eje y para quien meta los rodillos y los emplome, solamente ocho sestercios por su labor artesanal; él mismo conviene que ajuste el trapiche. Total de gasto, setenta y dos sestercios sin contar los ayudantes.

22 [XXV]

Cómo construir el trapiche

El trapiche conviene montarlo de la siguiente manera: ajústese a igual distancia de los bordes. Conviene que el rulo diste del suelo del mortero un dedo como mínimo. Conviene evitar que los rulos desgasten el mortero. Entre el [2] rulo y el miliario conviene que medie un dedo. Si hay más de un dedo y los rulos distan demasiado, átale alrededor al miliario una soga estrechamente apretada para llenar el exceso que hay en medio. Si los rulos son demasiado altos y el mortero roza abajo demasiado, ponle por abajo en el pivote hasta el miliario unos discos de madera horadados y ajusta con ello la altura. Ajusta de la misma manera la distancia a los lados con discos de madera o abrazaderas de hierro hasta que quede perfectamente ajustado.

[3] Se ha comprado en Suesa un trapiche por cuatrocientos sestercios y cincuenta libras de aceite; por el montaje, sesenta sestercios; por el transporte con bueyes, seis jornales y seis hombres con sus boyeros, setenta y dos sestercios; por el eje completamente equipado, setenta y dos sestercios; por el aceite, veinticinco sestercios; suma total, setecientos veintinueve sestercios. En Pompeya se ha comprado un equipo completo por trescientos ochenta y cuatro sestercios; el transporte, doscientos ochenta sestercios; en casa se monta y ajusta mejor y para este gasto se necesitan sesenta sestercios: suma total, setecientos veinticuatro sestercios. Si vas a aparejar rulos para trapiches viejos, deben [4] tener un pie y tres dedos de grueso en el medio y un pie de alto, y el orificio medio pie en todas las direcciones. Cuando los hayas transportado, ajústalos al trapiche. Se compran en la Cerca de Rufrio por ciento ochenta sestercios y se ajustan por treinta sestercios. Por igual precio se compran en Pompeya.

23 [XXVI]

Cosas que es menester preparar para la vendimia

Haz que se preparen para la vendimia las cosas que son menester: que se laven las cubas, se remienden los cestos y se unten de pez; las tinajas que son menester úntense de pez. Cuando llueva, prepárense los cestillos y remiéndense, muélase el farro y que se compre la mena y se pongan en sal las aceitunas caídas. Recoge cuando sea [2] el momento uvas corrientes y el vino nuevo que beberán los obreros. Separa a partes iguales en las tinajas la cosecha seca y limpia de cada día. Si es menester, añade vino cocido al mosto de lágrima cocido: añádele por cúleo una cuarentava parte de vino cocido o libra y media de sal. Si añades polvo de mármol, [3] añade una libra por cúleo; eso añádelo en un pozal. Mézclalo con el mosto; échalo en una tinaja. Si le añades resina, desmenuza bien tres libras por cúleo de mosto, échalo en una cestilla y haz que quede colgando en la tinaja del mosto; sacude aquella a [4] menudo para que la resina se licúe enteramente. Hayas añadido vino cocido, polvo de mármol o resina, mézclalo bien durante veinte días y agítalo a diario. Separa para cada tinaja el mosto de hollejo del segundo estrujón y añádelo a partes iguales.

24 [XXVII]

Cómo se hace el vino griego

El vino griego conviene hacerlo de la siguiente manera: escoge bien uvas de Apicio muy maduras. Cuando las hayas escogido, añade por cada cúleo de ese mosto dos cuadrantales de agua de mar vieja o un modio de sal pura: cuélgalo en una cestilla y deja que se disuelva en el mosto. Si quieres hacer vino de color acaramelado, échale mitad de color caramelo y mitad de vino de Apicio, y añádele una treintava parte de vino cocido añejo. A cualquier vino que sometas a este proceso añádele una treintava parte devino cocido.

25 [XXVIII]

Para conservar la uva madura

Cuando la uva esté madura y cuando esté cosechada, haz que se reserve la primera para los esclavos y para los suyos y ocúpate de que se coseche bien madura y seca para que el vino no pierda su buen nombre. Tamiza a diario el orujo reciente poniéndole debajo extendido un lecho de cuerdas o bien prepara para ello una criba. Estrújalos en una tinaja untada de pez o en el depósito del vino untado de pez. Manda que se tape bien con pez para darlo a los bueyes durante el invierno; si quieres, échale agua de poco en poco: los esclavos tendrán aguapié para beber.

26 [XXIX]

Que se cuelguen los útiles de prensar una ve: hecha la vendimia

Una vez hecha la vendimia, ordena que se guarde cada cosa en su sitio, los útiles de prensar, las cestillas, las cestas de mimbre, las sogas, los maderos, los garfios. Haz que se limpien dos veces al día las tinajas que contienen vino y procura tener para ello escobas para cada tinaja con las que frotes en derredor los bordes de las tinajas. Cuando lleve cosechado el vino treinta días, tapa las tinajas con pez si les ha sido debidamente retirado el hollejo. Si quieres retirar de los posos el vino, ése será el mejor momento para ello.

27 [XXX]

Para hacer la siembra

Haz una siembra de trébol, arveja, fenogreco, haba y yero para forraje de los bueyes. Haz una segunda y tercera siembra de forraje. Después, siembra los otros cultivos. Haz unos hoyos en el barbecho para los olivos, los olmos, las vides y las higueras; plántalos al tiempo de la siembra. Si el sitio es seco, planta entonces los olivos durante la sementera y poda por abajo entonces los olivos jóvenes que están plantados de antes, y hazles un alcorque a los árboles.

28 [XXXI]

Cómo hacer cuando plantes olivos y demás simientes

Cuando plantes olivos, olmos, higueras, frutales, vides, pinos y cipreses, arráncalos debidamente con sus raíces con toda la tierra posible y envuélvelas para que puedas transportarlos; manda que se transporten en un cesto o cestilla. Guárdate de desenterrarlos o transportarlos cuando haya [2] viento o lluvia, pues eso sobre todo hay que evitarlo. Cuando los coloques en su hoyo, pon abajo la tierra de arriba; luego, cubre con tierra desde las raíces hasta la base, después apisónalo bien con los pies, después apisónalo con pisones y palancas lo mejor que puedas: eso será lo principal para este asunto. Los árboles que sean más gruesos de cinco dedos plántalos podados, úntales de estiércol las puntas y envuélvelas en hojas.

29 [XXXII]

Para distribuir el estiércol

Distribuye el estiércol de la siguiente manera: lleva la mitad al campo donde vayas a sembrar el forraje y, si hay allí olivos, hazles al tiempo un alcorque y ponles estiércol:después siembra el forraje. Añade una cuarta parte en torno de los olivos con alcorque cuando más sea menester y cubre el estiércol con tierra. Reserva otra cuarta parte para la pradera y cuando más necesidad haya, al soplar el favonio, transpórtala con luna nueva.

30 [XXXIII]

Ramaje para los bueyes

Dales a los bueyes, mientras dispongas de ella, hoja de olmo, de chopo, de encina y de higuera. Suminístrales a las ovejas, mientras las tengas, hojas verdes; retén las ovejas allí donde tengas que hacer la sementera; y dales hoja hasta que el forraje esté en sazón. Conserva lo mejor posible el forraje seco que hayas guardado para el invierno y considera cuán largo es el invierno.

31 [XXXIV]

Cosas que hay que preparar para la recolección de aceituna. Arrienda la recolección y elaboración del aceite

Prepárese lo que sea menester para recolectar la aceituna. Recójanse en su momento mimbres en sazón y varas de sauce para que haya de dónde hacer cestas y remendar las viejas. Con qué hacer ganchos: haz echar en estiércol o en agua madera desgajada de encina, de olmo, de nogal y de higuera, de la que hacer ganchos; de ello harás ganchos cuando sea menester. Haz que estén dispuestas palancas [2] de encina, de acebo, de laurel y de olmo. Haz la prensa sobre todo de carpe negro. Cuando arranques madera de olmo, de pino y de nogal y otras maderas cualesquiera, sácalas con luna menguante a mediodía sin que sople el viento austro. Estará la madera en su sazón precisamente cuando su semilla esté madura, y guárdate de transportarla o desbastarla bajo el rocío. La madera que no tenga semilla estará en sazón cuando suelte la corteza. Guárdate de manipular con viento austro ni la madera ni el vino, de no ser necesario.

32 [XXXV]

Que viñas y árboles se poden en su sazón

Procura empezar a podar en su sazón las viñas y los árboles. Propaga las vides por surcos; haz por guiar siempre las vides hacia arriba lo más que puedas conseguir. Pódense los árboles de este modo: que las ramas que dejes queden separadas y cortadas perfectamente y no queden [2] demasiado apiñadas. Átense bien las vides; mira con cuidado no precipites la vid por todas las ramas ni la aprietes demasiado. Haz que los árboles queden bien maridados y que se planten suficientes vides y que, si alguna vez es menester, se echen abajo del árbol para hundirlas en tierra; y corta las viejas al cabo de dos años.

33, 1-4 [XXXVI]

Que se cuide la viña

Haz que la viña reciba los siguientes cuidados: ata derecha la vid anudándola bien para que no se cimbree, guíala siempre hacia arriba lo más que puedas. Deja convenientemente sarmientos y mugrones. Haz que la vid sea lo más alta posible y átala bien con tal de no apretarla demasiado. Dale los siguientes cuidados: haz un alcorque en torno a las cepas de las vides en la sementera. Cava en torno de la vid una[2] vez podada, comienza a arar y tiende surcos seguidos a una y otra parte. Acoda las vides jóvenes cuanto antes y, así, desterrónalas; poda las viejas lo mínimo, o mejor, si es menester, mételas en la tierra y corta los acodos dos años después. Será tiempo de cortarla vid nueva cuando esté fuerte. Si la viña tiene calvas [3] de vides, tiende por medio unos surcos y planta ahí de barbado. Aparta los surcos de la umbría y cávalos a menudo. Siembra trébol en la viña vieja si es magra. No siembres lo que pueda granar y en torno a las cepas echa estiércol, paja, orujo [4] o algo de ese tipo para que tenga más fuerza. Cuando la viña comience a echar hoja, despampánala. Ata las viñas nuevas abundantemente para que no se rompan los tallos; y a la que ya vaya subiendo al palo átale los pámpanos nuevos con suavidad y enderézalos para que queden mirando en dirección correcta. Cuando la uva empiece a tomar color, ata las vides por bajo, despampánalas, saca hacia fuera los racimos y escarda en torno a las cepas.

33, 5 [XXXVII]

[5] Tala en su tiempo la salceda, descortézala y lía unos haces apretados. Guarda la corteza; cuando haya necesidad de ella en la viña, échala en agua y lía unos haces. Guarda mimbres con los que hacer cestos.

34, 1 [XXXVIII]

De la siembra

Vuelvo a la siembra. Cuando un lugar sea muy frío y muy húmedo, siembra primero en él. En los lugares muy cálidos conviene hacer la siembra al final. Guárdate de ocuparte de tierra friable.

34, 2 [XXXIX]

De la tierra roja

En campo de tierra roja y en tierra negra, [2] dura, pedregosa y arenosa, así como en la que no sea abundante en agua, se dará bien el altramuz. En tierra arcillosa, húmeda y roja y en campo que sea abundante en agua siembra sobre todo semilla de farro. En lugares secos y no herbosos, desnudos de sombra, siembra trigo.

35 [XL]

Dónde se siembran haba y arveja, trigo candeal y cebada

Siembra habas en las tierras duras no expuestas a la intemperie. Siembra arveja y fenogreco en lugares que sean muy poco herbosos. Es conveniente sembrar el trigo candeal y el común en lugares abiertos y elevados donde dé el sol la mayor parte del día. Siembra lentejas en lugares [2] pedregosos y de tierra roja que no sean herbosos. Siembra cebada en terrenos que sean nuevos o que puedan sembrarse todos los años. Conviene sembrar el tremesino en lugares en que no hayas podido hacer la siembra en su sazón o en terreno que por su consistencia pueda sembrarse todos los años. Siembra nabas y de donde nazcan brotes de naba, y rábanos en terreno bien estercolado o en terreno graso.

36 [XLI]

Qué productos sirven para abonar los cultivos

Productos para abonar los cultivos: es conveniente esparcir estiércol de paloma en la pradera, en el huerto y en el sembrado. Guarda cuidadosamente el estiércol de cabra, oveja, buey y asimismo cualquier otro. Esparce alpechín junto a los árboles o riégalos con alpechín: echa un ánfora en torno al pie de los grandes, y una urna con la mitad de agua en torno al pie de los pequeños; cava previamente un alcorque no profundo.

37, 1-5 [XLII]

Qué cosas son dañinas para los cultivos

Cosas perjudiciales para los cultivos: si trabajas tierra friable, el garbanzo es perjudicial porque hay que arrancarlo tirando y porque es salado. Cebada, fenogreco y yero, todo ello deseca el sembrado, y todo lo que se arranca tirando. No eches en el sembrado huesos de fruta.

Cultivos que abonan la tierra: altramuz, haba y arveja. [2]

De dónde hacer abono: forraje, altramuz, pajas, tallos de haba, granzas de trigo, hoja de carrasca y de encina. Arranca del sembrado el yezgo y la cicuta, y en torno de la salceda la hierba alta y la espadaña; ésta pónsela de mullido a las ovejas y a los bueyes como hoja fétida. Tamiza una parte de los huesos de fruta y échala en una pila, añádele agua y mézclala bien con una paleta; luego, echa esa pasta en torno de los olivos cavados; echa asimismo huesos de fruta quemados. Si la vid está débil, [3] córtale los sarmientos en trozos menudos y entiérraselos con el arado o cavando. En las veladas del invierno haz lo siguiente: desbasta los rodrigones y estacas secos que habrás puesto bajo techado la víspera, haz pequeñas teas y saca fuera el estiércol. No toques la madera a no ser en el interlunio o con la luna en [4] mitad de su ciclo: la que saques de la tierra cavando o talando se retirará mejor en los siete días siguientes a los de luna llena. Guárdate sobre todo de desbastar la madera, talarla o tocarla, si te es posible, si no está seca o si está helada o humedecida de [5] rocío. Escarda y sacha dos veces el trigo y arranca la avena.

37, 5 [XLIII]

De la viña y los árboles podados

Recoge los sarmientos de la viña y de los árboles podados y hazlos fajina, coloca para el amo en un montón la leña de vid y de higuera para la fragua y los leños.

38, 1-4 [XLIV]

Del horno de cal

Haz un horno de cal de diez pies de ancho y de veinte pies de alto, y reduce a tres pies de ancho la parte más elevada. Si vas a cocer con una sola boca de horno, hazle dentro una cavidad grande para que haya sitio bastante donde recoger la ceniza y no haya que sacarla fuera. Y debes construir convenientemente el horno; haz que la base abarque [2] completamente toda la parte inferior del horno. Si cueces con dos bocas de horno, no es en absoluto menester esa cavidad; cuando sea menester extraer la ceniza, extráela por una de las dos bocas de horno; en la otra estará el fuego. Cuida de que no deje de haber siempre fuego, cuida de que no se interrumpa ni de noche ni en momento alguno. Echa al horno piedra de buena calidad, lo más blanca y lo menos colorida posible. Cuando hagas [3] el horno, hazle la boca inclinada hacia abajo; cuando hayas horadado suficientemente, deja entonces sitio para el horno, de modo que resulte lo más profundo posible y lo menos expuesto al viento. Si no tienes dónde hacer un horno de alguna profundidad, levanta la parte superior a base de ladrillo o de mampuesto con argamasa y enlúcela por fuera. Cuando hayas encendido [4] el fuego, si sale llama por sitio que no es el anillo de la parte superior, enlúcelo con mortero. Cuida de que no entre el viento en la boca de horno: evita ahí especialmente el viento del sur. Ésta será la señal de que la cal está cocida: será menester que las piedras de arriba estén cocidas; asimismo las piedras de abajo una vez cocidas caerán y la llama saldrá menos humeante.

38, 4 [XLV]

Si no puedes vender la leña y las varas

Si no puedes vender la leña y las varas y no tienes piedra con la que cocer la cal, haz carbón de leña; quema en tierra de cultivo las varas y sarmientos excedentes de uso. Ahí donde los hayas quemado, siembra amapola.

39 [XLVI]

Qué se puede hacer cuando el tiempo es malo

Cuando el tiempo sea malo, momento en que no puede hacerse labor, saca el estiércol al estercolero: limpia bien el establo, el redil, el corral y la alquería. Laña las cubas con plomo o cíñelas con madera de encina muy seca. Si las reparas bien o las ciñes bien o echas emplasto en las fisuras y las untas bien de pez, podrás hacer de cualquier cuba una cuba de vino. Haz el emplasto para la cuba de la siguiente manera:una libra de cera, una libra de resina y dos [2] tercios de libra de azufre. Echa todo ello en un puchero nuevo: añádele yeso machacado de modo que su consistencia llegue a ser como un emplasto: repara con eso las cubas. Cuando las hayas reparado, para darles el mismo color, mezcla dos partes de arcilla cruda y una parte de cal; haz con ello ladrillos pequeños, cuécelos en el horno, tritúralos y aplícaselo. En tiempo de lluvias, averigua qué puede hacerse en la alquería. Para que no se suspenda la actividad, haz limpieza. Piensa que, si no se hace nada, el gasto no va a ser menor.

40 [XLVII]

Qué hacer durante la primavera

Por primavera es menester hacer lo siguiente: hacer zanjas y hoyos, voltear el terreno para los semilleros y los viveros de vides, acodar las vides; es menester plantar olmos, higueras, frutales y olivos en terrenos grasos y húmedos: las higueras, olivos, manzanos, perales y vides conviene injertarlos con luna nueva después de mediodía sin viento sur. Injerta de la siguiente manera los olivos, higueras, perales y manzanos:corta en bisel la rama que tienes que injertar y [2] dóblala un poco para que fluya el agua; cuando la cortes en bisel, ten la precaución de no arrancarle la corteza. Cógete una ramita dura, córtala en bisel y parte en dos una de sauce griego; añádele arcilla o greda, un poquito de arena y estiércol de buey; amasa todo eso bien para que se haga lo más viscoso posible. Cógete la vara de sauce partida en dos, ata con ella alrededor la rama cortada para que no se rompa la corteza. Cuando [3] hayas hecho eso, comprime hasta una profundidad de dos puntas de dedos entre la corteza y el tallo la ramita cortada en bisel; después cógete la ramita del tipo que quieras injertar; córtale el extremo en bisel hasta dos puntas de dedos. Saca la ramita seca que le has comprimido: comprime ahí la ramita que quieres injertar. Pon corteza con corteza y comprímela hasta donde hayas hecho el corte en bisel. Haz lo mismo con una segunda, tercera y cuarta ramita; injerta tantas variedades como quieras. Termina [4] de atar el sauce griego todo alrededor: unta el tallo con el lodo amasado hasta un espesor de tres dedos. Cúbrelo por encima con lengua de buey, si llueve, para que el agua no se quede en la corteza. Ata la lengua de buey encima de la corteza para que no se caiga. Después rodéala de paja y átala para que no la dañe el hielo.

41 [XLVIII]

Injerto de la vid y de otras especies

Hay un injerto de vid por primavera y otro cuando florece la vid: éste es el mejor. El injerto de perales y de manzanos, por primavera, por el solsticio durante cincuenta días y por la vendimia. El injerto [2] del olivo y de las higueras es por primavera. Injerta la vid de la siguiente manera: corta el extremo de la que vayas a injertar, ábrela al medio a lo largo de la médula; ata ahí las ramitas cortadas en punta; las que vas a injertar colócalas médula con médula. Hay un segundo tipo de injerto: si una cepa está tocando con otra cepa, aguza en bisel un sarmiento tierno de cada [3] una, ata juntas en oblicuo médula y médula con corteza. Hay un tercer tipo de injerto: perfora con una barrenala cepa que vas a injertar y ata ahí a la médula dos tallos de vid del tipo que quieras cortados en bisel; haz que quede unida médula con médula y sujeta, ahí donde hayas perforado, uno a una parte y otro [4] a la otra. Haz que esos tallos tengan dos pies de largo cada uno, húndelos en tierra y dóblalos hacia lo alto de la cepa; fíjalos por el medio con unos lazos a tierra y cúbrelos con tierra. Úntalo todo con barro amasado, átalo y recúbrelo del mismo modo que los olivos.

42 [XLIX]

Otro procedimiento para higueras y olivos

Un segundo procedimiento para higueras y olivos: retira con una cuchilla corteza dela higuera u olivo de la variedad que quieras, retira de la higuera del tipo que quieras un segundo trozo de corteza con una yema, aplícala en el sitio donde hayas hecho la incisión sobre la otra variedad y haz que quede ajustada. Haz que la corteza tenga tres dedos y medio de largo y tres dedos de ancho. Úntalo de la misma manera y recúbrelo como los otros injertos.

43, 1 [L]

Cómo hacer las zanjas

Si el terreno es abundante en agua, conviene que las zanjas sean acanaladas, de tres pies de ancho en la parte superior, cuatro pies de profundidad y una anchura de un pie y un palmo en la parte inferior. Revístelas de piedra; si no hay piedra, revístelas de varas verdes de sauce amontonándolas atravesadas; si no hay varas, con brazadas de sarmientos. Después, haz unos hoyos de tres pies y medio de profundidad y cuatro pies de anchura, y haz que el agua fluya del hoyo a la zanja: así, planta los olivos.

N. del editor: Recuerde consultar la tabla de medidas, longitudes, capacidades y pesos romanos.

43, 2 [LI]

Zanjas y hoyos para las vides

Haz para las vides unas zanjas y mugranes [2] a no menos de dos pies y medio en todas direcciones. Si quieres que la viña y el olivo que has plantado crezcan rápido, es menester cavar las zanjas una vez al mes y en torno al pie del olivo todos los meses hasta que tengan tres años. Cuida de los demás árboles de la misma manera.

44 [LII]

En qué tiempo se poda el olivo

Comienza a podar el olivar quince días antes del equinoccio de primavera: a partir de ese día realizarás en tiempo correcto la poda durante cuarenta y cinco días. Pódalo dela siguiente manera: donde el terreno sea debidamente fértil, quita todo lo que está seco o lo que el viento haya tronchado; en terreno que no sea fértil, dale un corte mayor y áralo. Quita bien los nudos y deja lisos los troncos.

45 [LIII]

De los esquejes del olivo

Corta esquejes de olivo de tres pies que vas a plantar en el hoyo y trátalos con cuidado para que no sufra la corteza cuando los desbastes o los cortes. Los que vayas a plantar en el vivero, córtalos de un pie. Plántalos de la siguiente manera: el terreno debe estar volteado hasta una profundidad de dos paladas, la tierra debe estar bien blanda y estar [2] consistente el terreno. Cuando hinques el esqueje, calca bien con el pie: si penetra poco, empújalo con un mazo o martillo y cuida de no desgarrar la corteza cuando lo empujes. No hagas previamente sitio con un palo donde vayas a hincar el esqueje. Si lo plantas de modo que el esqueje † † quede derecho, tendrá más vida. Cuando los esquejes tienen tres años, entonces [3] están por fin maduros cuando la corteza se revira. Si plantas en hoyos o en zanjas, pon los esquejes de tres en tres y sepáralos; que no sobresalgan de la tierra más del ancho de cuatro dedos; o bien plantaojos.

46 [LIV]

Cómo se hace el semillero

Haz el semillero de la siguiente manera: ese terreno (el mejor, más abierto y más abonado que puedas y más parecido al tipo de tierra donde vas a poner los plantones y tal que no haya que llevar los plantones demasiado lejos del semillero), ese terreno voltéalo hasta una profundidad de dos paladas, límpialo de piedras, cércalo bien alrededor y siémbralo en filas. Hunde los esquejes cada medio pie en todas direcciones y calca con el pie. Si sólo puedes hundirlo poco, [2] empújalo con un mazo o un martillo. Haz que los plantones sobresalgan de tierra un dedo, unta la parte superior del plantón con estiércol de buey, coloca sobre el plantón una señal y escárdalo a menudo si quieres que los plantones crezcan pronto. Planta otras simientes de la misma manera.

47 [LV]

Cómo se planta la caña

Planta la caña de la siguiente manera: coloca los ojos de tres en tres pies. Haz y siembra el vivero de vides de la misma manera. Cuando la vid tenga dos años, pódala; cuando tenga tres años, extráela. Si pace el ganado donde quieres plantar la vid, pódala tres veces antes de arrimarla al árbol. Cuando tenga cinco nudos viejos, arrímala entonces al árbol. Siembra puerros todos los años y sacarás algo todos los años.

48 [LVI]

Vivero de frutales

Haz el vivero de frutales de la misma manera que el de olivos. Planta cada tipo de esqueje a su manera. Donde siembres simiente de ciprés, voltea la tierra hasta una profundidad de dos paladas: siémbrala al principio de primavera. [2] Haz los caballones de cinco pies de ancho, echa ahí estiércol desmenuzado, escárdalo bien y destripa los terrones. Haz el caballón plano y un poco cóncavo: siembra entonces apiñada la simiente, como el lino; échale ahí encima tierra cernida con la criba hasta un espesor de un dedo; allana la tierra con una plancha o con el pie; clava alrededor unas horquillas, tiende encima unas perchas, coloca encima sarmientos o zarzos de higuera que lo protejan del frío y del sol. Haz de modo que pueda andar un hombre por debajo. Escárdalo a menudo; tan pronto como empiecen a nacer hierbas, quítalas, pues si arrancas las hierbas ya robustas, arrancarás al tiempo los cipreses. Siembra y protege dela misma manera la simiente de perales y [3] manzanos. Siembra los piñones del mismo modo; si no, como el ajo.

49 [LVII]

De la cepa vieja

Si quieres trasplantar una cepa vieja otro sitio, se podrá hacer con tal de que tenga el grueso de un brazo. Pódala primero, no le dejes más de dos yemas. Desentiérrala [2]bien del todo, sigue las raíces todo a lo largo y guárdate de dañar las raíces. Tal como está, ponla en el hoyo o en la zanja y cúbrela y cálcala bien: pon, ata y dobla la cepa dela misma manera que estaba y cávala con frecuencia.

50, 1-2 [LVIII]

Cómo se estercolan los prados

Estercola los prados a comienzos de primavera con luna nueva: los que no estén regados, cuando comience a soplar el favonio; cuando cierres los prados al ganado, límpialos y desentierra [2] de raíz todas las malas hierbas. Cuando hayas podado la viña, haz un montón de leños y varas. Poda las higueras y en la viña limpia las higueras por abajo hasta bastante altura para que la vid no trepe por ellas. Haz semilleros y repara los viejos. Haz estas labores antes de empezar a cavar la viña.

50, 2 [LIX]

Qué hacer cuando se haya ofrecido el banquete sagrado

Cuando se haya ofrecido y comido el banquete sagrado, comienza la arada de primavera. Ara primero los terrenos que sean más secos, y los que estén más grasos y más abundantes en agua áralos al final a no ser que se endurezcan antes.

51 [LX]

Acodo de olivo y de frutales

Acodo de frutales y otros árboles. Los retoños que nacen del pie del árbol húndelos en tierra y saca fuera su extremidad para que echen raíz; luego, al cabo de dos años, desentiérralos y plántalos. La higuera, el olivo, el granado, el membrillo y todos los demás frutales, el laurel, el mirto, los nogales de Pren este y el plátano, todos ellos conviene acodarlos del pie, extraerlos y plantarlos de la misma manera.

52 [LXI]

Variedades que quieras acodar con mayor cuidado

as que quieras acodar con mayor cuidado es conveniente acodarlas en ollas o cestas agujereadas y llevarlas con ellas al hoyo. Para que echen raíces sobre el árbol, haz agujeros en un puchero; haz pasar por el fondo o por la cesta la rama que quieras que eche raíces; llena de tierra esa cesta o puchero, cálcala bien y déjala junto al árbol. Cuando haya estado así dos años, corta la rama por debajo de la cesta. Corta totalmente la cesta por la parte de abajo o, si es un [2] puchero, rómpelo. Coloca el acodo en el hoyo con su cesta o puchero. Haz lo mismo con la vid: córtala al cabo de un año y plántala con su cesta. De este modo acodarás la especie que quieras.

53 [LXII]

De la siega de hierba

Siega la hierba cuando sea tiempo y guárdate de segarla tarde. Antes de que la simiente esté madura, córtala y guarda aparte la hierba que sea mejor para darla a comer a los bueyes cuando aren por primavera, antes de darles trébol.

54 [LXIII]

Forraje para los bueyes

Conviene preparar y dar el forraje a los bueyes de la siguiente manera: cuando hayas finalizado la sementera, es menester preparar y recolectar bellota y echarla en agua. Después es menester dar a cada buey medio modio al día y, si no labran, será suficiente que pazcan o un modio del orujo que tengas guardado en tinaja. De día apaciéntalos, por la noche dale a cada buey veinticinco libras [2] de heno. Si no hay heno, dales hoja de encina y de hiedra. Reserva la paja del trigo y del centeno, las granzas de las habas, de la arveja y del altramuz, e igualmente todas las de las demás plantas. Cuando reserves el bálago, guarda bajo techado el que [3] sea más herboso y rocíalo de sal; después dáselo como forraje. Cuando comiences a dar forraje por primavera, dales un modio de bellotau orujo, o un modio de altramuz macerado y quince libras de heno. Cuando el trébol esté maduro, dáselo en primer lugar; arráncalo con las manos y volverá a nacer: el que cortes[4] con el hocino no volverá a nacer. Dales trébol hasta que se seque: atente a eso. Después dales arveja, después dales panizo, a continuación del panizo dales hoja de olmo. Si tienes hoja de chopo, mézclalas de modo que haya suficiente de la de olmo. [5]Cuando no la tengas de olmo, dales de encina y de higuera. No hay nada que más convenga que cuidar bien de los bueyes. No conviene llevarlos a pastar a no ser en invierno, cuando no están arando, pues cuando comen hierba tierna, están siempre esperándola, y conviene que tengan bozal para que no apetezcan la hierba cuando están arando.

55 [LXIV]

De la leña del amo

Guarda la leña para el amo bajo techado; los troncos de olivo y las raíces, en montón al aire libre; apílalos.

56 [LXV]

Cantidad de alimento que hay que dar a los esclavos

Alimentos para los esclavos: a los que están en el laboreo, cuatro modios de trigo durante el invierno y cuatro modios y medio durante el verano; al capataz, la mujer del capataz, el superintendente y el pastor, tres modios; a los esclavos encadenados, cuatro libras de pan durante el invierno; cuando comiencen a cavar la viña, cinco libras de pan hasta que comiencen a comer higos; después, vuelta a las cuatro libras.

57 [LXVI]

Cantidad de vino que hay que dar a los esclavos

Vino para los esclavos: cuando esté hecha la vendimia, que beban aguapié tres meses; en el cuarto mes, una hemina al día, esto es, dos congios y medio al mes; en el quinto mes, el sexto, el séptimo y el octavo, un sextario al día, esto es, cinco congios al mes; en el noveno, décimo y undécimo, tres heminas al día, esto es, un ánfora;además de esto, en las Saturnales y Compitales, un congio para cada hombre. Suma total de vino para cada hombre en el intervalo de un año: † † 161. Para los esclavos encadenados, añade en proporción según la labor que hagan; no es excesivo que beba al año cada uno diez cuadrantales

58 [LXVII]

Cuánto companaje hay que dar a los esclavos

Companaje para los esclavos: guarda la mayor cantidad posible de aceitunas caídas. Después, las aceitunas maduras (con las que se podría hacer muy poco aceite) guárdalas; raciónalas para que duren lo más posible. Cuando se hayan comido las aceitunas, dales alece y vinagre. Aceite, dales un sextario al mes a cada uno; un modio de sal a cada uno al año es suficiente.

59 [LXVIII]

Ropa para los esclavos

Ropa para los esclavos: una túnica de tres pies y medio, capotes en años alternos. Siempre que entregues a cada uno la túnica o el capote, recoge antes el viejo para hacer centones. Es conveniente darles unos buenos zuecos en años alternos.

60 [LXIX]

Alimento para los bueyes

Alimento anual para los bueyes: para cada yunta, ciento veinte modios de altramuz o doscientos cuarenta modios de bellota, quinientas veinte libras de heno y de trébol, veinte modios de haba y treinta modios de arveja. Además, para la cosecha de grano, mira de sembrar suficiente arveja. Cuando siembres forraje, haz muchas siembras.

61 [LXX]

Cómo se cultiva el campo

¿En qué consiste cultivar bien el campo?: en arar bien. ¿Y en qué en segundo lugar?:en arar bien. ¿Y en tercer lugar?: en estercolar. Quien voltea muy frecuentemente y profundamente el olivar levantará con el arado las raíces más delgadas; si ara mal, las raíces saldrán arriba, se harán más gordas y la fuerza del olivo se irá a las raíces. Cuando ares un campo de cereal, áralo bien y en sazón; no lo ares con [2] surcos distintos. El resto del cultivo consiste en sembrar mucho, extraer cuidadosamente las plantas y trasladar en su momento la mayor cantidad posible de raíces con sus terrones. Cuando hayas cubierto bien las raíces, calcar bien para que no las dañe el agua. Si alguien pregunta cuál es el momento de plantar el olivo, por la sementera en terreno seco, por primavera en terreno fértil.

62 [LXXI]

Cuántos carros es menester tener

Es menester que haya tantos carros como yuntas tengas de bueyes, de mulos y de asnos.

63 [LXXII]

Qué longitud es menester que tenga la soga

Es menester que la soga de la prensa tenga, tendida, cincuenta y cinco pies, la correa de cuero para el carro sesenta pies, las riendas de cuero veintiséis pies de largo, las coyundas para el carro dieciocho pies, la correa pequeña quince pies, las coyundas de cuero para el arado dieciséis pies, la correa pequeña ocho pies.

64 [LXXIII]

De la recogida de aceituna

Cuando la aceituna esté madura, es menester recogerla cuanto antes y que esté lo menos posible por tierra o en el entablado: por tierra o en el entablado se pudre. Los cosechadores [2] quieren que la aceituna caída sea la más posible para cosechar más; los elaboradores, que esté largo tiempo en el entablado para que se pase, con lo que la elaboran más fácilmente. No te creas que el aceite puede aumentar en el entablado:cuanto más pronto lo elabores, tanto mejor resultará y a igual número de modios de cosecha tanto más y mejor aceite resultará. De la aceituna que haya estado largo tiempo por tierra o en el entablado saldrá menos aceite y peor. Si te es posible, trasvasa el aceite dos veces al día, pues cuanto más tiempo esté el aceite con el alpechín y con las heces, tanto peor será.

65 [LXXIV]

Cómo se hace el aceite verde

Haz el aceite verde de la siguiente manera: recoge cuanto antes la aceituna del suelo; si está sucia, lávala, límpiala de hojas y de estiércol; al día siguiente o dos días después de que se haya recogido, hazlo. Cuando la aceituna está negra, recógela. Cuanto más amarga sea la aceituna con la que hagas el aceite, tanto mejor será el aceite: al [2] amo le será especialmente ventajoso hacer el aceite de aceituna madura. Si hay heladas cuando recojas la aceituna, haz el aceite tres o cuatro días después; si quieres, esparce sal sobre esa aceituna. Mantén la prensa y la bodega del aceite lo más caldeadas posible.

66 [LXXV]

Cometidos del vigilante y del trasegador

Cometidos del vigilante y del trasegador: guarde con atención la bodega y la prensa; cuide de que se entre lo menos posible en la prensa y en la bodega. Trabájese con la mayor limpieza y pulcritud; no se use para el aceite recipientes de cobre ni los huesos de la aceituna, pues, si se usan, el aceite sabrá mal; ponga en el depósito un caldero de plomo adonde fluya el aceite. Cuando los elaboradores aprieten con las vigas, al punto el trasegador saque el aceite lo más aprisa que pueda con un cuenco, y no separe: cuide de no sacar el [2] alpechín. Eche el aceite en la primera tinaja, después échelo en otro barril; extraiga siempre de esas tinajas las heces y el alpechín. Cuando hayas extraído del caldero el aceite, retira completamente el alpechín.

67 [LXXVI]

Asimismo cometidos del vigilante que esté en la prensa

Cometidos del vigilante igualmente: quienes estén en la prensa mantengan limpios los recipientes y cuiden de que la aceituna esté en perfecto estado y se seque bien. No corten leña en la prensa. Trasieguen el aceite con frecuencia. Dé a los elaboradores por cada estrujón un sextario de aceite, y para la candela el que sea menester. Tire a diario las heces. Trasiegue el alpechín hasta [2] llegar al último depósito que hay en la bodega. Limpie las cestas con una esponja. Cambie a diario de lugar el aceite hasta que llegue a la tinaja. Cuide atentamente de que no se sustraiga nada de aceite en la prensa y en la bodega.

68 [LXXVII]

Levantar los aparatos del aceite y del vino

Cuando esté hecha la vendimia y la cosecha de aceituna, levanta las prensas; cuelga en la despensa de la carne o en la prensa las sogas de la prensa, las cinchas y las cuerdas de las poleas; los discos, garfios, palancas, rodillos, cestas de mimbre, cestillos, cestos, escaleras, barras y todo aquello de lo que se ha hecho uso vuelve a colocarlo cada cosa en su sitio.

69 [LXXVIII]

Cómo se impregnan las tinajas

Impregna las tinajas nuevas del aceite de la siguiente manera: llénalas de alpechín durante siete días, haz por rellenar de alpechín a diario. Después saca el alpechin [2] y enjúgalas. Cuando esté seca la tinaja, mete resina en agua la víspera, dilúyela al día siguiente. Después calienta la tinaja menos que si la quisieras untar de pez; es suficiente con que esté tibia; haz que se caldee con leña ligera; cuando esté moderadamente tibia, entonces échale la resina y después úntala. Si la aplicas correctamente, serán suficientes cuatro libras de resina para una tinaja de cincuenta urnas.

70 [LXXIX]

Medicamento para los bueyes

Medicamento para los bueyes: si temes una enfermedad, dales a los bueyes cuando están sanos tres granos de sal, tres hojas de laurel, tres tallos de puerro, tres dientes de ajo ulpicum, tres dientes de ajo, tres granos de incienso, tres plantas de hierba de Sabina, tres hojas de ruda, tres tallos de nueza blanca, tres habas pequeñas blancas, tres brasas vivas y tres sextarios de vino: todo ello es menester recogerlo, [2] triturarlo y dárselo sin tocar tierra. Quien se lo dé esté en ayunas. Dale a cada buey de esa poción durante tres días. Dosifícala de modo que, cuando se la hayas dado tres veces a cada uno, la agotes toda, y haz que el propio buey y quien se la dé estén uno y otro en pie sin tocar tierra. Dásela en vasija de madera.

71 [LXXX]

Si un buey empieza a enfermar

Si un buey empieza a enfermar, dale al punto un huevo de gallina crudo; haz que lo trague entero. Al día siguiente machaca una cabeza de ajo ulpicum con una hemina devino y haz que lo beba todo: macháquese sin tocar tierra y dése en vasija de madera, y el propio buey y quien se lo dé esté en pie sin tocar tierra. Dáselo en ayunas estando el buey en ayunas.

72 [LXXXI]

Para que los bueyes no desgasten las pezuñas

Para que los bueyes no desgasten las pezuñas, úntales de pez líquida la parte inferior de los cuernos antes de llevarlos de camino a cualquier parte.

73 [LXXXII]

Cómo darles el medicamento a los bueyes

Cuando las uvas hayan empezado a tomar color, dales todos los años a los bueyes la medicina para que estén saludables. Cuando veas una piel de serpiente, cógela y guárdala para que no andes buscándola cuando haya necesidad. Esa piel con farro, sal y serpol, machácalo todo junto con vino y dáselo a beber a todos los bueyes. Por el verano cuida siempre de que los bueyes beban agua de buena calidad y pura: es importante que estén saludables.

74 [LXXXIII]

Haz así el pan bregado

Haz de la siguiente manera el pan bregado: lávate bien las manos y el mortero. Echa la harina en el mortero, añade agua poco a poco y amásala perfectamente. Cuando la hayas amasado bien, dale forma y cuécela bajo una teja.

75 [LXXXIV]

Haz así el libum

Haz el libum de la siguiente manera: macháquense bien en el mortero dos libras de queso. Cuando esté bien machacado, echa ahí mismo una libra de harina si ligo o, si quieres que sea más tierno, sólo media libra de harina similago y mézclala bien con el queso. Añade un huevo y mézclalo todo bien. Haz con ello un pan, ponle debajo unas hojas y cuécelo despacio bajo una teja con el horno caliente.

76 [LXXXV]

Haz así la placenta

Haz la placenta de la siguiente manera: dos libras de harina de siligo con las que hacer la base; para el hojaldre cuatro libras de harina y dos libras de alica fina. Mete el alica en agua: cuando esté bien blanda, échala en un mortero limpio y enjúgala bien; después amásala bien con las [2] manos. Cuando esté bien movida, añádele poco a poco las cuatro libras de harina. Haz los hojaldres con la una y la otra: colócalos en un cesto donde se sequen; cuando estén secos, disponlos con esmero. Cuando hayas hecho uno a uno los hojaldres, tras haberlos amasado manipúlalos con un paño untado de aceite, frótalos todo alrededor y úntalos. Cuando estén bien manipulados, calienta bien el fuego donde vayas a cocerlos, y la teja. Después espolvoréales dos libras de harina y amásalo todo. Con eso haz una base ligera. Echa en agua catorce libras de queso de oveja que no esté ácido y que sea bien fresco. Macéralo ahí y cámbiale el agua tres veces. A continuación sácalo y sécalo bien poco a poco con las manos; ponlo bien seco en el mortero. Cuando hayas secado bien todo el queso, amásalo [3] todo bien con las manos en un mortero limpio y desmenúzalo lo más posible. Después coge un cedazo de harina limpio y haz que el queso pase por el cedazo al mortero. Después echa cuatro libras y media de miel de buena calidad: mézclala toda bien con el queso. Después pon la base en una tabla limpia que mida un pie; ponle debajo hojas de laurel untadas de aceite y dale forma a la placenta. Pon primero, sobre toda la base, los hojaldres de [4] uno en uno; luego, unta los hojaldres con lo del mortero, añade los hojaldres uno a uno, úntalos de la misma manera justo hasta que hayas empleado todo el queso con miel. Echa por encima un solo hojaldre; luego, pliega la base y adórnala, limpia el fogón y regúlalo; mete entonces la placenta, cúbrela con una teja caliente, recúbrela de brasas por encima y alrededor. Mira que lo cuezas bien y despacio. Destápala dos o tres veces en tanto la examinas. Cuando esté cocida, sácala y úntala de miel: ésa será la placenta de medio modio.

77 [LXXXVI]

Haz así la espiral

La espiral se hace de la siguiente manera: en la cantidad que quieras, en proporción, hazlo todo tal como la placenta, excepto que le darás otra forma. Sobre la base unta bien de miel el hojaldre. A continuación haz como si tiraras de una soga: ponlo así en la base y rellénala bien prieta con hojaldres simples. Haz todo lo demás como si hicieras una placenta y cuécelo.

78 [LXXXVII]

Haz así la scriblita

Haz la scriblita de la siguiente manera: con la base, los hojaldres y el queso haz dela misma manera que la placenta, sin miel, y cuécela.

79 [LXXXVIII]

Haz así los globos

Haz los globos de la siguiente manera: mezcla del mismo modo el queso con la alica; hazlos con eso del volumen que quieras. Echa grasa en un caldero caliente de cobre. Fríelos de uno en uno o de dos en dos y dales vuelta a menudo con dos espátulas; sácalos cuando estén fritos, úntalos de miel y échales encima amapola molida; sírvelos así.

80 [LXXXIX]

Haz así el encytum

Haz el encytum de la misma manera que los globos, salvo que ha de haber un recipiente hondo horadado. Así, viértelo en grasa caliente. Hazlo esmerado como la espiral y dale vueltas con dos espátulas y sácalo; úntalo igualmente de miel y dale color sin calentar demasiado. Preséntalo con miel o con vino mezclado con miel.

81 [XC]

Haz así el erneum

Haz el erneum de placenta como la placenta. Échale absolutamente lo mismo que a la placenta. Mézclalo bien en un lebrillo, échalo en una vasija de barro, mételo en un aolla de cobre llena de agua caliente. Cuécelo así al fuego: cuando esté cocido, rompe la vasija. Sírvelo así.

82 [XCI]

Haz así la spaerita

Haz la spaerita de la misma manera que la espiral, salvo que debes darle forma de la siguiente manera: haz con los hojaldres, con el queso y con la miel unas bolas de un puño de grueso; colócalas apiñadas en la base; colócalo del mismo modo que la espiral y cuécelo de la misma manera.

83 [XCII]

Voto por los bueyes

Haz de la siguiente manera el voto por los bueyes para que tengan salud: en un bosque, de día, haz un voto a Marte Silvano por cada una de las cabezas de ganado bovino; tres libras de farro, cuatro libras y media de tocino, cuatro libras y media de carne magra y tres sextarios de vino: tienes permiso para echarlo en una sola vasija y tienes permiso igualmente para echar el vino en una sola vasija. Este rito sagrado tiene licencia para hacerlo un esclavo o un hombre libre. Cuando el rito sagrado esté hecho, cómelo al punto allí mismo. No haya mujer presente en este rito sagrado ni vea cómo se hace. Este voto será lícito ofrecerlo, si quieres, para cada año.

84 [XCIII]

Haz así el savillum

Haz el savillum de la siguiente manera: mezcla todo junto media libra de harina, dos libras y media de queso, como para el libum, un cuarto de libra de miel y un huevo. Unta de aceite una escudilla de barro. Cuando lo hayas mezclado todo bien, échalo en la escudilla, cubre la escudilla con una tapadera de barro. Mira que lo cuezas bien por el centro, donde es más alto: cuando esté cocido, retira la escudilla, úntalo de miel, echa encima amapola molida, colócalo un poco bajo la tapadera de barro y retíralo después:sírvelo así en su escudilla y con una cuchara.

85 [XCIV]

Haz así la papilla cartaginesa

Cuece la papilla cartaginesa de la siguiente manera: echa en agua una libra de alica, haz que se empape bien. Viértela en un recipiente limpio y además tres libras de queso fresco, media libra de miel y un huevo: mézclalo bien todo junto. Échalo así en una olla nueva.

86 [XCV]

Haz así la papilla de trigo

Prepara la papilla de trigo de la siguiente manera: échese media libra de siligo limpio en un mortero limpio, lávese bien, quítese bien la cascarilla y enjuáguese bien; échese después en una olla con agua limpia, y cuézase. Cuando esté cocido, añádase leche poco a poco hasta que la crema se haga espesa.

87 [XCVI]

Haz así el almidón

Haz el almidón de la siguiente manera: limpia bien grano de trigo candeal; échese después en un recipiente y añádasele agua dos veces al día. Al décimo día retírale el agua, exprímelo bien y remuévelo bien en un recipiente limpio: haz que se forme como un poso. Échalo en un lienzo nuevo y exprime el jugo en una tartera nueva o en un mortero: haz lo mismo otra vez y tritúralo de nuevo. Pon la tartera al sol para que se seque; cuando se seque, échalo en una olla nueva; a continuación haz que cueza con leche.

88 [XCVII]

Haz así la sal blanca

Haz sal blanca de la siguiente manera: llena de agua limpia un ánfora limpia de cuello roto y ponla al sol. Cuelga dentro una canastilla con sal común y agítala y rellénala de vez en cuando. Haz esto a diario varias veces hasta que la sal haya dejado de derretirse durante dos días. Ésta [2] será la señal: echa dentro una mena seca o un huevo:si flota, eso será salmuera con la que condimentar la carne, los quesos o las salazones. Pon al sol la salmuera en una vasija o en platos: mantenla al sol hasta que se cuaje: de ahí saldrá la flor de sal. Cuando esté nublado o por la noche, ponla bajo techo; ponla al sol a diario cuando haga sol.

89 [XCVIII]

Ceba así gallinas y ocas

Ceba las gallinas y las ocas de la siguiente manera: enciérrense gallinas jóvenes en cuanto empiecen a poner; háganse bolas con flor de harina o con harina de cebada humedecida, mójense en agua y métanseles en la boca. Auméntese cada día un poco, obsérvese por el apetito qué medida es suficiente. Cébense dos veces al día y déseles de beber a mediodía: no se les ponga agua más de una hora. Cría la oca de la misma manera, pero dale primero de beber y dos veces al día, y el cebo dos veces

90 [XCIX]

Ceba así el pichón joven

***

91 [C]

Haz así la era

Haz la era de la siguiente manera: cava el sitio donde vas a hacerla. Después esparce alpechín convenientemente y deja que embeba. Después, desmenuza bien los terrones. A continuación, allánalo y bátelo con pisones. Después, esparce de nuevo alpechín y deja que se seque. Si lo haces así, ni lo dañarán las hormigas ni nacerá la hierba.

92 [XCI]

Para que el gorgojo no dañe el trigo

Para que el gorgojo no dañe el trigo ni los ratones lo toquen: haz barro de alpechín; añádele un poco de paja, deja que macere bien y amásalo bien. Embadurna con ese barro espeso todo el granero; después, esparce alpechín por todo lo que hayas embadurnado. Cuando se haya secado, guarda ahí el trigo oreado: el gorgojo no lo dañará.

N. del editor: Recuerde consultar la tabla de medidas, longitudes, capacidades y pesos romanos.

93 [CII]

Si el olivo no da fruto

Si el olivo no da fruto, hazle un alcorque. Después, échale paja alrededor; después mezcla alpechín con agua a partes iguales. A continuación, derrámalo en torno al olivo:para un árbol grande es suficiente una urna de esa mezcla, a los más pequeños échaselo en proporción. Y si haces esto mismo con los árboles abundantes en fruto, también mejorarán; a éstos no les añadas paja

94 [CIII]

Para que las higueras no tiren los higos verdes

Para que las higueras no tiren los higos verdes, hazlo todo igual que para el olivo, y además esto: cuando se aproxima la primavera, recalza bien la tierra. Si lo haces así, los verdes no caerán y las higueras no se pondrán sarnosas y serán mucho más productivas.

95 [CIV]

Para que no haya orugas en la viña

Para que no haya orugas en la viña, reserva alpechín, depúralo bien y echa dos congios en un recipiente de cobre. Después cuécelo a fuego lento, remuévelo constantemente con una espátula hasta que se haga tan espeso como la miel. Después, coge un tercio de sextario de betún y [2] un cuarto de sextario de azufre. Machaca en el mortero ambas cosas por separado. Después, deslíelo lo más menudo posible en alpechín caliente, mézclalo todo junto con la espátula y cuécelo de nuevo al aire libre; pues si lo haces bajo techado, se inflamará cuando se añada el betún y el azufre. Cuando esté tan espeso como el visco, deja que se enfríe. Úntaselo a la vid en la raíz y bajo las axilas: no nacerán orugas.

96 [CV]

Para que las ovejas no cojan la roña

Para que las ovejas no cojan la roña, reserva alpechín y depúralo bien; mézclalo bien a partes iguales con el agua en la que hayas hervido altramuz y posos de un buen vino. Después, úntalas por entero cuando las hayas [2] esquilado: deja que suden dos otros días. Después, lávalas en el mar; si no tienes agua de mar, prepara agua salada: lávalas con ella. Si lo haces así, no cogerán la roña, tendrán más y mejor lana y no les molestarán las garrapatas. Sírvete de este mismo remedio para todos los cuadrúpedos si tienen la roña

97 [CVI]

Unta de alpechín los ejes

Unta de alpechín cocido los ejes, las correas, el calzado y todo lo de cuero: quedarán mejor.

98 [CVII]

Para que las polillas no toquen la ropa

Para que las polillas no toquen la ropa, cuece alpechín hasta reducirlo a la mitad, unta con él el fondo del arcón, y también por fuera, las patas y las esquinas. Cuando se haya secado, guarda la ropa. Si lo haces así, no la dañarán las polillas. Si untas igualmente todos los muebles de madera, [2] no se apolillarán y cuando los hayas frotado con el alpechín, se pondrán más brillantes; unta igualmente todos los objetos de cobre, pero límpialos bien antes. Después, cuando los hayas untado, límpialos cuando quieras usarlos: estarán más brillantes y no les afectará el cardenillo.

99 [CVIII]

Para que los higos secos no se echen a perder

Si quieres que los higos secos no se echen a perder, guárdalos en un recipiente de barro: úntalo de alpechín cocido.

100 [CIX]

Si echas aceite en una metreta

Si vas a echar aceite en una metreta nueva, lávala bien con alpechín tal como está, sin cocer, y agítala bastante para que lo embeba bien. Si lo haces así, la metreta no chupará el aceite, hará mejor aceite y la propia metreta será más resistente.

101 [CX]

Para conservar ramas de mirto; también otras especies

Si quieres conservar ramas de mirto con sus bayas y también otra especie cualquiera, y si quieres conservar ramitas de higuera con sus hojas, átalas juntas y forma unos hacecillos: mételos en alpechín; haz que quede alpechín por encima. Pero las ramas que vayas a meter, cógelas un poco verdes. Tapa completamente el recipiente donde las hayas guardado.

102 [CXI]

Si una serpiente muerde a un buey o a cualquier otro cuadrúpedo

Si una serpiente muerde a un buey o a cualquier otro cuadrúpedo, tritura bien en una hemina de vino añejo un acetábulo de neguilla, que los médicos llaman esmirneo; introdúceselo por la nariz y aplícales estiércol de cerdo en la propia mordedura. Y haz esto mismo con las personas si surgiere la necesidad.

103 [CXII]

Para que los bueyes tengan buena salud

Para que los bueyes tengan buena salud y estén cuidados y para que los que rechazan el alimento lo apetezcan con más ansia, rocía con alpechín el forraje que vayas a darles: primero, un poquito hasta que se acostumbren; después, más. Y dáselo de vez en cuando a beber mezclado con agua a partes iguales. Lo harás así cada cuatro o cinco días; de esa manera los bueyes estarán más sanos de cuerpo y las enfermedades se mantendrán lejos.

104 [CXIII]

Vino para los esclavos para utilizar durante el invierno

Vino para los esclavos, para utilizar durante el invierno: echa en un tonel diez cuadrantales de mosto; vierte ahí mismo dos cuadrantales de vinagre fuerte, dos cuadrantales de arrope y cincuenta cuadrantales de agua dulce. Mézclalo con una paleta tres veces al día durante cinco días [2] seguidos. Añádele sesenta y cuatro sextarios de agua de mar añeja, ponle una tapadera al tonel y tápalo con pez a los diez días. Este vinote durará hasta el solsticio; si sobra algo después del solsticio, será un vinagre muy fuerte y muy fino.

105 [CXIV]

En terreno que diste del mar haz así el vino griego

En terreno que diste mucho del mar haz el vino griego de la siguiente manera: vierte veinte cuadrantales de mosto en un recipiente de cobre o de plomo: aplícale fuego debajo. Cuando hierva el vino, retírale el fuego de debajo. Cuando se haya enfriado el vino, viértelo en un tonel de cuarenta urnas; aparte, vierte en un recipiente un cuadrantal de agua dulce y un modio de sal; deja que se haga salmuera. Cuando [2] se haya hecho salmuera, viértela también en el tonel. Machaca en el mortero junco y caña aromáticos en cantidad suficiente: vierte también en el tonel un sextario para que quede perfumado. Al cabo de treinta días tapa el tonel con pez. Para la primavera viértelo en ánforas: deja que quede expuesto al sol durante dos años; a continuación trasládalo bajo techado. Este vino no será inferior al de Cos.

106 [CXV]

Preparación de agua de mar

Preparación de agua de mar. Toma de alta mar, adonde no llega el agua dulce, un cuadrantal de agua de mar. Tuesta una libra y media de sal, échala ahí también y mézclalas con una paleta hasta que flote un huevo de gallina [2] cocido: deja de mezclarlo. Vierte ahí también dos congios de vino añejo, sea de Aminea o blanco corriente: mézclalo perfectamente. Después, viértelo en un recipiente untado de pez y tápalo. Si quieres preparar más cantidad de agua de mar, hazlo todo en proporción.

107 [CXVI]

Con qué untar alrededor los bordes de los toneles para que tengan buen olor

Con qué untar alrededor los bordes de los toneles para que tengan buen olor y para que no le entre al vino ningún defecto: vierte en un recipiente de cobre o de plomo seis congios de arrope de la mejor calidad y una hemina de iris seco triturado y, junto con el iris, tritura lo más menudo posible cinco libras de meliloto de Campania bien perfumado; tamízalo con una criba y cuécelo junto con el arrope a fuego ligero de sarmientos. Remuévelo, mira [2] que no lo quemes; cuécelo hasta que la cocción lo deje en la mitad. Cuando se haya enfriado, viértelo todo en un recipiente untado de pez y que tenga buen olor y tápalo, y úsalo para los bordes de los toneles.

108 [CXVII]

Si quieres comprobar el vino

Si quieres comprobar si el vino va a durar o no, echa en una copa pequeña y nueva medio acetábulo de una gran torta de polenta y echa también un sextario de ese vino que quieres comprobar y colócalo sobre brasas: haz que hierva dos o tres veces. Fíltralo entonces: retira la polenta, [2] pon el vino al aire libre. Al día siguiente por la mañana pruébalo: si sabe al que hay en el tonel, ten por cierto que va a durar; si está algo ácido, no durará.

109 [CXVIII]

Hacer suave un vino áspero

Si quieres hacer ligero y suave un vino que sea áspero, haz lo siguiente: haz cuatro libras de harina de yero y échales cuatro ciatos de vino, rocíalas de arrope. Después, haz unos bizcochos: deja que maceren una noche y un día. Después, mézclalos con el vino del tonel y tápalo con pez durante sesenta días: ese vino será ligero y suave, de buen color y de buen olor.

110 [CXIX]

Quitar el mal olor

Quitar al vino el mal olor. Calienta bien al fuego un trozo grueso y limpio de teja; cuando esté caliente, úntalo de pez, átalo con un hilo, hunde con suavidad el trozo de teja hasta el fondo del tonel y deja tapado con pez el tonel durante dos días. Si se ha quitado el mal olor, estupendo; si no, hazlo muchas veces hasta que le quites el mal olor.

111 [CXX]

Si quieres saber si el vino tiene agua

Si quieres saber si se le ha añadido agua al vino o no, haz un vasito de madera de yedra. Pon ahí el vino que creas que tiene agua; si tiene agua, el vino se escapará, el aguase quedará: pues un vaso de yedra no retiene el vino.

112 [CXXI]

Si quieres hacer vino de Cos

Si quieres hacer vino de Cos, toma agua de alta mar con el mar tranquilo cuando no haya viento, donde no le llegue el agua dulce, sesenta días antes de la vendimia. Cuando la hayas extraído del mar, viértela en un tonel: no lo llenes, que le falten cinco cuadrantales para estar lleno; [2] ponle una tapadera, déjale por donde respirar. Cuando hayan pasado treinta días, trasvásalo con limpieza y suavidad a otro tonel: deja en el fondo lo que se haya depositado. Después de veinte días trasvásalo igualmente a otro tonel: déjalo así hasta la vendimia. Deja en la viña las uvas de las que quieras hacer el vino de Cos: déjalas que maduren bien. Y, cuando haya llovido y se haya secado, entonces recoléctalas y ponlas al sol dos o tres días al aire libre si no hay lluvia; si hay lluvia, colócalas sobre zarzos bajo techado y, si algún grano está pasado, quítalo. Toma entonces el agua de mar que se ha mencionado arriba: [3] vierte diez cuadrantales de agua de mar en un tonel de cincuenta urnas. Entonces, en el mismo tonel desgrana del escobajo granos de uva corriente hasta que lo llenes: estruja los granos con la mano para que se embeban del agua del mar: cuando hayas llenado el tonel, tápalo con una tapadera, déjale por donde respirar. Cuando hayan pasado tres días, saca las uvas del tonel y písalas en la prensa y reserva ese vino en toneles lavados, limpios y secos.

Para que tenga buen olor haz lo siguiente: coge un cacharro de barro untado de pez, échale dentro brasa suave, sahúmalo con meliloto, junco y palma —la que tienen los perfumistas—, colócalo en un tonel y tápalo para que no se vaya el olor antes de que eches el vino. Hazlo el día anterior al que quieras verter el vino. Echa cuanto antes el vino desde el depósito a los toneles, déjalos cubiertos quince días antes de taparlos con pez, deja por donde respire el vino, [2] después tápalos con pez. Al cabo de cuarenta días viértelo en ánforas y añade en cada ánfora un sextario de arrope. No llenes las ánforas en exceso: hasta la parte inferior de las asas; y pon las ánforas al sol, donde no haya hierba; tapa las ánforas para que no entre agua y no las dejes al sol más de cuatro años: al cabo de los cuatro años colócalas en cuña y apiñadas.

114 [CXXII]

Si quieres aderezar vino que haga bien al vientre

Si quieres aderezar vino que haga bien al vientre, después de la vendimia, cuando se cavan las cepas, cava y señala tantas cepas cuantas creas que dan vino suficiente para este fin. Corta alrededor las raíces y limpia. Machaca en el mortero raíces de eléboro negro, pon alrededor de la cepa esas raíces y circunda las raíces de la cepa con estiércol viejo, ceniza vieja y dos partes de tierra. Echa tierra encima. [2] Cosecha aparte este vino. Si quieres conservarlo como añejo para mover el vientre, consérvalo, no lo mezcles con el otro vino. Coge un cíato de ese vino, mézclalo con agua y bébelo antes de la cena:moverá el vientre sin peligro.

115, 1 [CXXIII]

Al mosto, eléboro negro

Echa al mosto un manojo de eléboro negro por ánfora: cuando haya hervido suficientemente, retira del vino el manojo. Guarda ese vino para mover el vientre.

115, 2 [CXXIV]

Vino para mover el vientre

Aderezar un vino para mover el vientre. [2] Cuando se caven las cepas, señálalas con almagre para no mezclarlas con el otro vino. Pon alrededor de las raíces tres manojos de eléboro negro y echa tierra encima. Durante la vendimia guarda aparte lo que hayas cosechado de esas cepas. Echa un cíato en otra bebida: moverá el vientre y al día siguiente tendrá un fuerte efecto laxante sin peligro.

116 [CXXV]

Cómo conservar la lenteja

Cómo conviene conservar la lenteja. Diluye laserpicio en vinagre, mezcla bien la lenteja con el vinagre de laserpicio y ponla al sol; después, frota bien la lenteja con aceite, deja que se seque. Así se conservará convenientemente intacta.

117 [CXXVI]

Cómo se adoban las aceitunas verdes

De qué modo se adoban las aceitunas verdes. Antes de que se pongan negras macháquense y échense en agua: cámbiese el agua con frecuencia. Luego, cuando estén bastante maceradas, exprímanse, échense en vinagre y añádase aceite y media libra de sal por modio de aceitunas. Guárdese aparte hinojo y lentisco en vinagre. Si quieres mezclarlo todo, haz pronto uso de ellas. Mételas apretadas en una orzuela. Cógelas con las manos secas cuando quieras hacer uso de ellas.

118 [CXXVII]

Aceituna verde para utilizar después de la vendimia

Adereza de la siguiente manera la aceituna verde de la que quieras hacer uso después de la vendimia: añade tanto de mosto como de vinagre; en lo demás, adóbala tal como está escrito arriba.

119 [CXXVIII]

Haz así el epityrum verde, negro y salpicado

Haz de la siguiente manera el epityrum verde, el negro y el salpicado: extráeles el hueso a las aceitunas verdes, a las negras y a las salpicadas. Adóbalas así: hazles un corte, añade aceite, vinagre, coriandro, comino, hinojo, ruda y menta; guárdalas en una orzuela; que quede aceite por encima. Haz uso de ellas así.

120 [CXXIX]

Si quieres tener mosto todo el año

Si quieres tener mosto todo el año, echa mosto en un ánfora y unta de pez el tapón, métela en un depósito de agua; sácala al cabo de treinta días. Será mosto todo el año.

121 [CXXX]

Haz así los mustacos

Haz los mustacos de la siguiente manera: rocía con mosto un modio de flor de harina; añádele anís, comino, dos libras de grasa y una libra de queso y las raspaduras de una vara de laurel y, cuando le hayas dado forma, añádele por debajo unas hojas de laurel cuando lo cuezas.

122 [CXXXI]

Aderezar vino para orinar

Aderezar vino por si la orina se evacúa con dificultad. Machaca en el mortero alcaparra o enebro, echa una libra en dos congios de vino añejo, ponlo a hervir en un recipiente de cobre o de plomo; cuando se haya enfriado, mételo en una botella. Toma un ciato en ayunas por la mañana: te hará bien.

123 [CXXXII]

Preparación de vino para la ciática

Haz el vino para la ciática de la siguiente manera: machaca muy menuda madera de enebro de medio pie de grueso. Ponla a hervir con un congio de vino añejo. Cuando se haya enfriado, viértelo en una botella y toma después un cíato de ese vino en ayunas:te hará bien.

124 [CXXXIII]

Que se tenga encerrados los perros de día

Conviene que los perros estén encerrados de día para que de noche estén más fierosy más atentos.

125 [CXXXIV]

Haz así el vino de mirto

Haz el vino de mirto de la siguiente manera: deja secar a la sombra mirto negro; cuando esté ya mustio, resérvalo hasta la vendimia. Machaca en una urna de mosto medio modio de mirto. Cuando el mosto haya dejado de hervir, saca el mirto, tápalo con pez: este vino es para el vientre que digiere mal, para el dolor de costado y para el dolor celíaco.

126 [CXXXV]

Para los retortijones, para el vientre que no deja de fluir y para las tenias y lombrices

Para los retortijones, para el vientre que no deja de fluir y para las tenias y lombrices que resulten molestas, coge treinta granadas en agraz, machácalas, échalas en una orza, y tres congios de vino tinto áspero. Tapa con pez el recipiente: ábrelo al cabo de treinta días y haz uso de él: bebe una hemina en ayunas.

127 [CXXXVI]

Para la dispepsia y la estranguria

Para remediar la dispepsia y la estranguria. Coge granadas cuando florezcan: vierte tres minas en un ánfora; añade un cuadrantal de vino añejo y una mina de raíz de hinojo limpia y machacada. Tapa con pez el ánfora y ábrela al cabo de treinta días y haz uso de ello. Cuando quieras hacer una buena digestión y orinar bien, bebe sin peligro cuanto quieras. Este mismo vino limpia completamente [2] de tenias y lombrices si lo aderezas así: se prescribe quedarse sin cenar; al día siguiente, machaca una dracma de incienso y una dracma de miel cocida y un sextario de vino de orégano. Dáselo en ayunas, y al niño, conforme a su edad, un trióbolo y una hemina de vino: debe subirse sobre un montón, saltar diez veces y pasearse.

128 [CXXXVII]

Dar un enlucido a la vivienda

Dar un enlucido a la vivienda. Vierte alpechín en tierra lo más gredosa o roja posible, échale paja: deja que fermente cuatro días. Cuando haya fermentado bien, bátelo con la pala; cuando lo hayas batido, da el enlucido: así no la dañará el agua cuando salpique ni los ratones harán agujeros ni nacerá la hierba ni se resquebrajarán los enlucidos.

129 [CXXXVIII]

Cómo se hace una era

Haz de la siguiente manera la era donde se trilla el trigo: cávese la tierra por menudo, espárzase bien alpechín y que lo embeba lo más posible. Desmenuza la tierra y allánala con el rodillo o con el pisón; cuando esté allanada, no la dañarán las hormigas y, cuando llueva, no habrá lodo.

130 [CXXXIX]

Rocíese la leña con alpechín

Rocía bien de alpechín crudo los troncos pequeños de olivo y la restante leña y ponlos al sol, que lo embeban bien: así no harán humo y arderán bien.

131 [CXL]

Al florecer el peral hacer un banquete sagrado por los bueyes

Al florecer el peral haz el banquete sagrado por los bueyes. Después, comienza con la arada de primavera: ara primero los terrenos que sean pedregosos y arenosos; después, los que sean más pesados y abundantes en agua, ésos áralos al final.

132 [CXLI]

Cómo hacer el banquete sagrado

Es menester hacer el banquete sagrado de la siguiente manera: ofréndale a Júpiter Dapal una copa de vino cuan grande quieras; ese día sea festivo para los bueyes, los boyeros y quienes hagan el banquete sagrado. Cuando sea menester presentar la ofrenda, harás de la siguiente manera: «Júpiter Dapal, pues es menester que se te ofrende en mi casa ante mis esclavos un cáliz de vino para el banquete sacrificial, sé en virtud de ello glorificado con esta ofrenda sacrificial que se va a presentar». Lávate entretanto las manos, después coge el [2] vino: «Júpiter Dapal: sé glorificado con esa ofrenda sacrificial que se va a presentar, sé glorificado con el vino ofrecido». Si quieres, házselo a Vesta. Banquete sacrificial a Júpiter: coste, un as y una urna de vino. Consagra la ofrenda a Júpiter con pureza en contacto con ella: después, una vez hecho el banquete sacrificial, siembra mijo, panizo, ajo y lenteja.

133 [CXLII]

Acodo de frutales

Acodo de frutales y demás árboles. Los renuevos que nazcan del pie de los árboles húndelos en tierra y levántales la punta para que puedan echar raíces. A continuación, cuando sea el momento, sácalos cavando y plántalos derechos. Higuera, olivo, granado, membrillo, melocotón [2] y todos los demás frutales, laurel de Chipre, de Delfos, ciruelo, mirto trepador, mirto blanco y negro, avellanos de fruto grande, avellanos de Preneste y plátano, todas estas especies convendrá acodarlas de sus raíces y extraerlas de esa manera; las que quieras plantar con más esmero, conviene plantarlas en cacharros de barro. Para que echen raíces en sus árboles, cógete un cacharro [3] horadado o un canastillo: haz pasar a través de ellos una ramita; rellena el canastillo de tierra calcándola y déjalo junto al árbol. Cuando hayan pasado dos años, corta la ramita tierna por abajo y plántala con el canastillo. Podrás hacerlo de la misma manera con cualquier especie de árbol para que echen bien las raíces. [4] Acoda igualmente la vid en un canastillo y recúbrelo bien de tierra: córtala al cabo de un año y plántala con el canastillo.

134 [CXLIII]

***

Antes de hacer la recolección, es menester que se haga el sacrificio de una cerda praecidanea de la siguiente manera: a Ceres, como cerda praecidanea, una hembra de cerdo antes de que se recojan estos frutos: farro, trigo, cebada, haba y semilla de rábano. Invoca primeramente a Jano, Júpiter y Juno con incienso y vino antes de inmolar la [2]hembra de cerdo. Ofrenda a Jano el pastel sacrificial de la siguiente manera: «Padre Jano, con este pastel sacrificial que se te va a ofrendar suplícote con virtuosa súplica seas benévolo y propicio a mí, a mis hijos, a mi casa y a mis esclavos». Ofrenda y glorifica a Júpiter con una torta de la siguiente manera: «Júpiter, con esta torta que se te va a ofrendar suplícote con virtuosa súplica que seas benévolo y propicio a mí, a mis hijos, ami casa [3] y a mis esclavos, y sé magnificado con esta torta». Después da vino a Jano de la siguiente manera: «Padre Jano, como con la ofrenda del pastel te he suplicado debidamente con virtuosas súplicas, en virtud de eso mismo sé glorificado con el vino sacrificial». Después a Júpiter, de la siguiente manera: «Júpiter, sé glorificado con esta torta, sé glorificado con este vino sacrificial». Después inmola la cerda praecidanea. Cuando se hayan [4] troceado las vísceras, ofrenda el pastel a Jano y glorifícalo igual que has hecho antes. Dale el vino a Jano y dale el vino a Júpiter igual que el anteriormente dado con la ofrenda del pastel y con la libación de la torta. Después da a Ceres las vísceras y el vino.

135 [CXLIV]

Dónde se compran túnicas y demás cosas

Dónde se compran túnicas y demás cosas. En Roma, túnicas, togas, capotes, centones y zuecos. En Cales y en Minturnas, capuchas, útiles de hierro, hoces, azadas, azadones, hachas, jaeces, bocados y cadenillas. En Venafro, azadas. En Suesa y en Lucania, carros. En Trebla, en Alba y en Roma, toneles y vasijas. Tejas, de Venafro. Los arados [2] romanos serán buenos para un terreno duro, los campanos para uno negro; los yugos romanos serán los mejores, la reja adaptable será la mejor. Prensas de aceite, en Pompeya, en Nola y en la Cerca de Rufrio. Llaves y cerrojos, en Roma. Cubos, vasijas de aceite, orzas de agua, vasijas de vino y otros recipientes de cobre, en Capua y en Nola. Las canastillas de Campania [3] *** hacen buen servicio. Sogas de polea y esparto de todo tipo, en Capua. Canastillos de tipo romano, en Suesa y en Casino: los mejores serán los de Roma. Quien hace sogas para prensa es Lucio Tunio en Casino y Gayo Menio, hijo de Lucio, en Venafro: para ello conviene ponerles ocho buenas pieles del país, frescas, que estén curtidas y tengan el mínimo de sal: conviene primero curtirlas y untarlas de grasa, después secarlas. [4] Conviene trenzar la soga con un largo de setenta y dos pies: que tengan tres cabos, cada uno de ellos de nueve tiras de cuero, y dos dedos de ancho. Cuando esté trenzada, tendrá cuarenta y nueve pies de largo: en el nudo se irán tres pies, el resto será de cuarenta y seis pies. Cuando esté estirada, se alargará cinco pies: su largo será de cincuenta y un pies. Conviene que la soga de prensa, una vez estirada, sea de cincuenta y cinco pies de largo para los recipientes más grandes, y de cincuenta y un pies [5] para los menores. La soga de cuero ajustada para el carro, sesenta pies; la media soga, cuarenta y cinco pies; las riendas de cuero para el carro, treinta y seis pies, para el arado veintiséis pies, los tiros de cuero veintisiete pies y medio, las coyundas de cuero para el carro diecinueve pies, su correa quince pies; las coyundas de cuero para el arado doce pies, su correa ocho pies. [6] Los trapiches mayores, cuatro pies y medio de anchura; los rulos, tres pies y medio de altura; el centro de los rulos cuando se los saque de la cantera, un pie y un palmo de grosor; entre el miliario y el borde, un pie y dos dedos; los bordes, cinco dedos de grosor. El segundo trapiche, cuatro pies y un palmo de anchura; entre el miliario y el borde, un pie y un dedo; los bordes, cinco dedos de grosor; los rulos, tres pies y cinco dedos de altura y un pie y tres dedos de grosor; haz en los rulos un agujero de medio pie en todas direcciones. El tercer trapiche, cuatro pies [7] de ancho; entre el miliario y el borde, un pie; el borde, cinco dedos; los rulos, tres pies y tres dedos de altura, un pie y dos dedos de grosor. Cuando se haya transportado el trapiche, móntalo y ajústalo allí donde lo vayas a colocar.

136 [CXLV]

En qué condiciones debe entregarse el laboreo

En qué condiciones debe entregarse el laboreo. En buena tierra de Casino y de Venafro, para un buen terreno, repártase una octava parte medida en cestas; en un terreno bastante bueno, una séptima parte; en un terreno de tercera, una sexta parte; si se reparte el grano a modios, una quinta parte. En Venafro, el mejor terreno repártase a razón de una novena parte medida en cestas. Si muelen en común, la parte que es del allanador llévela a moler el allanador. De cebada, repártase un quinto medido en modios; de haba, un quinto medido en modios.

137 [CXLVI]

Para encomendar la viña a un colono aparcero

Viña al cuidado de un aparcero. Cuide bien la hacienda, la arboleda y el campo de trigo. Para el aparcero, el heno y el forraje que sea suficiente para los bueyes que allí haya; todo lo demás, proindiviso.

138 [CXLVII]

Se permite uncir los bueyes en días feriados

Es lícito uncir los bueyes en días feriados. Es lícito que hagan las siguientes faenas: acarrear leña, tallos de haba, y trigo que no se va a sembrar. Para las mulas, caballos y asnos no hay ninguna fiesta, salvo si las hay para los esclavos.

139 [CXLVIII]

***

Es menester aclarar un bosque sagrado según la costumbre romana de la siguiente manera: sacrifica un cerdo como víctima expiatoria y pronuncia las siguientes palabras:«Si eres un dios, si eres una diosa a quien este bosque está consagrado, puesto que es de justicia hacerte el sacrificio de un cerdo expiatorio por violentar este bosque sagrado y por todo ello, sea que yo o que alguien por orden mía hiciere el sacrificio, que ello quede justamente hecho; en virtud de ello, con la inmolación de este cerdo expiatorio suplícote con virtuosas súplicas seas benévolo y propicio a mí, a mi casa, a mis esclavos y a mis hijos; en virtud de ello, sé magnificado con la inmolación de este cerdo como víctima expiatoria».

140 [CXLIX]

***

Si quieres labrar el bosque sagrado, haz otro sacrificio expiatorio de la misma manera y di esto además: «Para hacerlo de labor». Mientras haya necesidad, haz una parte cada día: si lo interrumpes o median fiestas públicas o familiares, haz otro sacrificio expiatorio.

141 [CL]

***

Es menester purificar el campo de la siguiente manera: manda que a los suovetaurilia les den una vuelta alrededor: «Con la benevolencia de los dioses —y que sea para bien—, encomiéndote, Manio, que cuides de la purificación de mi propiedad, mi campo y mi tierra con este sacrificio de los suovetaurilia, por la parte que consideres que deben circundar o rodear». Invocad antes a Juno y a Júpiter, y [2] di así: «Padre Marte, ruégote y suplícote seas benévolo y propicio a mí, a mi casa y a nuestros esclavos: en virtud de ello, he ordenado que los suovetaurilia circunden mi campo, mi tierra y mi propiedad; para que tú impidas, apartes y desvíes las enfermedades visibles e invisibles, la infecundidad, las calamidades y las inclemencias; para que tú permitas que las cosechas, los [3] trigos, los viñedos y los brotes crezcan y se den bien; que conserves sanos y salvos a los pastores y los ganados y des buena salud y vigor físico a mí, a micasa y a nuestros esclavos. En virtud de ello, en virtud de la purificación y de la ejecución del sacrificio de purificación de mi propiedad, mi tierra y mi campo —como he dicho—, sé magnificado mediante la inmolación de estos suovetaurilia lactantes: Padre Marte, en virtud de eso mismo, sé glorificado con estos suovetaurilia lactantes». Igualmente [4] […] hazlo con un cuchillo; que haya a mano un pastel y una torta; a continuación, ofrécelo. Cuando inmoles el cerdo, el cordero y el ternero, es menester decir lo siguiente: «En virtud de esto, sé magnificado con estos suovetaurilia que van a ser inmolados». Está prohibido nombrar a Marte, el cordero y el ternero. Si no se obtienen buenos presagios con todos, pronuncia la siguiente fórmula: «Padre Marte, si algo no te ha satisfecho en esos suovetaurilia lactantes, ofrézcote en sacrificio expiatorio estos suovetaurilia. Si se duda de uno o de dos animales, formula las siguientes palabras:«Padre Marte, pues no te ha satisfecho ese cerdo, ofrézcote en sacrificio expiatorio este cerdo».

142 [CLI]

Deberes del capataz

Cuáles son los deberes del capataz. ***: todo lo que es menester hacer en la propiedad y lo que es menester comprar y apercibir y cómo es menester dar los alimentos y vestidos a los esclavos, eso mismo le exhorto a cuidar y hacer, y a que esté atento a lo que diga el amo. Y además, cómo es menester tratar a la mujer del capataz y cómo es menester darle las órdenes para que a la llegada del amo estén preparadas y apercibidas las cosas que son necesarias.

143 [CLII]

Deberes de la mujer del capataz

Haz que se ocupe de los deberes propios de la mujer del capataz. Si el amo te la diere por esposa, conténtate con ella. Haz que te tema. Que no sea demasiado aficionada al gasto. Que trate lo menos posible con las vecinas y otras mujeres y no las reciba en casa ni las admita a su compañía: no acuda a cenar a parte alguna ni sea andariega. No haga sacrificios divinos ni mande quien los haga por ella sin orden del amo o del ama:sepa que el amo hace sacrificios a la divinidad por todos los esclavos. Sea limpia: tenga la alquería barrida y limpia; tenga [2] el fuego del hogar limpio barriéndolo en derredor a diario antes de irse a acostar. En las calendas, los idus y las nonas, cuando sea día festivo, eche al fuego una corona y durante esos mismos días haga una ofrenda al lar familiar de acuerdo con sus recursos. Cuide de tener guisado el alimento para ti y para los esclavos. Tenga muchas gallinas y huevos. Tenga peras secas, [3] serbas, higos, uvas pasas, serbas en arrope, y peras y uvas en toneles, membrillos, uvas en orujo y en orza metidas en tierra, y nueces de Pren este frescas en orza metidas en tierra; manzanas de Escantio en toneles, y otras que suelen guardarse en conserva, y las silvestres: tenga cuidadosamente reserva de todo ello cada año. Sepa hacer una buena harina y un farro fino.

144 [CLIII]

Contrato para la recolección de aceituna

Se debe ajustar la recogida de aceituna de la siguiente manera: recoja toda la aceituna debidamente al arbitrio del amo o de quien él haya hecho vigilante o de la persona a quien se haya vendido la aceituna. No coja la aceituna ni la varee sin permiso del amo o del vigilante: si alguno obrare en contra de esto, por la aceituna que él personalmente haya cosechado nadie [2] le pague por ella ni le sea deudor. Quienes cosecharen la aceituna juren todos al amo o al vigilante que ni ellos ni nadie ha sustraído de la propiedad de Lucio Manlio aceituna dolosamente durante la recolección. El que de entre ellos no prestare tal juramento, por todo lo que él hubiere cogido nadie le dé dinero por ello ni le sea deudor. Asegure suficientemente que la aceituna se cogerá de la debida forma, al arbitrio de Lucio Manlio. Tal como se le hubieren dado las escaleras, así las devolverá a no ser las que por desgaste se hayan roto: si no las devolviere, se deducirá equitativamente a criterio de un hombre bueno. Si por obra del adjudicatario se causare algún perjuicio [3] al amo, páguelo: esto se determinará a criterio de un hombre bueno. Proporcione cuantos cosechadores y vareadores sean menester; si no los proporcionare, se deducirá el monto de lo que se ha arrendado o contratado: cuanto menos, tanto menos se deberá. No se llevará fuera de la finca la leña y la aceituna: a quien cogiere la aceituna y se la llevare, se le deducirán por cada sustracción dos sestercios y eso no se le deberá. Medirá [4] toda la aceituna ya limpia con un modio para aceituna. Proporcione cincuenta hombres fijos; proporcione dos tercios de los vareadores. Que nadie se retire a donde se adjudique a mayor precio la recogida y elaboración del aceite, salvo si señalare en el momento a algún interesado; si alguien obrare en contra de esto, todos los compañeros presten juramento si el amo o el vigilantelo quieren; si no prestaren tal juramento, nadie pagará [5] por la recogida y elaboración del aceite ni será deudor de quien no prestare juramento. Bonificaciones: por mil doscientos modios se concede una gratificación de cinco modios de aceituna salada y nueve libras de aceite puro; por toda la recolección de aceituna, cinco sestercios y cinco cuadrantales de vinagre. En cuanto a lo que de aceituna salada no hubieren recibido mientras cogían la aceituna, se les darán los sestercios antedichos por cada modio

145 [CLIV]

Contrato para la elaboración del aceite

Es menester ajustar la elaboración del aceite según el siguiente contrato: trabaje debidamente al arbitrio del amo o del vigilante que se ocupe de este quehacer. Si hubiere necesidad de seis aparatos completos, úselos. Proporcione los hombres que parezcan bien al vigilante o a quien haya comprado la aceituna. Elabórelo con trapiches; si se hubiere contratado obreros o si se hubiere adjudicado la elaboración, [2] pague por ello a proporción o dedúzcase. No toque el aceite para su servicio ni para sustraerlo, a no ser el que le diere el vigilante o el amo; si detrajere algo, por cada detracción se deducirán cuarenta sestercios y no se le deberán. Los elaboradores que elaboraren el aceite juren todos al amo o al vigilante que ni ellos ni otro cualquiera han sustraído dolosamente de la propiedad de Lucio Manlio ni aceite ni aceituna: el que de entre ellos [3] no prestare tal juramento, de la parte que sea de él se le deducirá todo y no se le deberá. No tenga a nadie de socio, a no ser quien el amo o vigilante mandare. Si por obra de los adjudicatarios le hubiere causado algún daño al amo, se deducirá a criterio de un hombre bueno. Si hubiere necesidad de aceite verde, hágalo. Se le bonificará con aceite y sal para su propio consumo, en medida suficiente, y dos victoriatos por el alquiler de la prensa.

146 [CLV]

Contrato de la aceituna que está por cosechar

Es menester vender la aceituna que está por cosechar de acuerdo con el siguiente contrato: se va a vender la aceituna que está por cosechar en la hacienda de Venafro. Quien comprare la aceituna añadirá la centésima parte de todo el costo al total por el que la hubiere comprado (contante del anuncio, cincuenta sestercios) y aceite (mil quinientas libras del romano y doscientas libras del verde) y aceituna (cincuenta modios de la ya caída y diez modios de la recolectada: que las dé a medir con un modio de los de aceite) y diez libras de grasa. Por los pesos y los modios del amo dé † † dos [2] cótilas. Fecha para el pago: a partir de las calendas de noviembre, diez meses; para la recolección y elaboración del aceite que se ha arrendado y si el comprador lo ha arrendado, pague en las idus. Prometa que esto se dará y hará, y ha de ofrecer garantías al amo o a quien él mandare y dé las garantías a criterio del amo. Hasta que pagare o diere tal garantía, tome en prenda lo que haya llevado a la propiedad. No saque de la propiedad [3] ninguna de esas cosas: si algo sacare, pase a ser del amo. Si se le hubiere dado recipientes de prensa, sogas, escaleras, piedras de molino u otra cosa, devuélvalas en el debido buen estado, a no ser las que por desgaste se hayan roto; si no las devolviere, pague lo equitativo. Si el comprador no pagare a los cosechadores y a los elaboradores que allí hubieren hecho su trabajo, pague el amo, si quiere, a quien sea menester darle el dinero: el comprador será deudor del amo y le dará garantías, y tome igualmente prendas por ello tal como queda escrito arriba.

147 [CLVI]

Contrato de la uva en planta

Es menester vender la uva en planta según el siguiente contrato: deje sin lavar los orujos y mantenga las heces. Se dará ubicación para los vinos hasta las calendas de octubre siguientes; si no te los llevares antes, el amo hará con el vino lo que quisiere. El resto del contrato, como el de la aceituna en planta.

148 [CLVII]

Contrato del vino en tonel

Es menester vender el vino en toneles de la siguiente manera: por cada cúleo de vino se darán cuarenta y una urnas. Se dará el que no esté ácido ni rancio. Pruébelo a criterio de un hombre bueno en el plazo de los tres días siguientes; si no lo hiciere así, sedará el vino por probado. Cuantos días de demora haya por parte del amo que impida probar el vino, otros tantos días se añadirán al comprador. Reciba [2] el vino antes de las calendas de enero siguientes; si no lo recibiere antes, el amo medirá el vino; pague por el que fuere medido; si el comprador lo pidiere, preste el amo juramento de haberlo hecho legalmente. Se dará ubicación para el vino hasta las calendas de octubre siguientes; si no se lo hubiere llevado antes, el amo hará con el vino lo que quisiere. El resto del contrato, como el de la aceituna que está por cosechar.

149 [CLVIII]

Contrato del forraje

Con qué condiciones es menester vender el forraje de invierno. Declara los límites donde lo vendes. Comience a disfrutar del forraje a partir de las calendas de septiembre: retírese del prado seco cuando el peral comience a florecer; retírese del prado regado justo cuando el vecino de arriba y el de abajo dejen correr el agua o bien dese una fecha fija para ambos; del restante forraje retírese [2] en las calendas de marzo. Cuando el comprador apaciente, se reserva al dueño el derecho de apacentar dos bueyes domados y un caballo castrado; se reserva para disfrute del dueño la servidumbre de transporte de hortalizas, espárragos, leña y agua, y la servidumbre de paso de personas y ganado. Si el comprador, los pastores o el ganado del comprador causaren algún daño al dueño, páguelo con el arbitraje de un hombre bueno; si el dueño o sus esclavos o su ganado causaren algún daño al comprador, se pagará con el arbitraje de un hombre bueno. Hasta que garantizare la cantidad o la delegare, queden en prenda el ganado y los esclavos que allí hubiere. Si hubiere alguna disputa sobre estos asuntos, celébrese juicio en Roma.

150 [CLIX]

Con qué contrato vender los productos de las ovejas

Es menester vender los productos de las ovejas de acuerdo con el siguiente contrato:por cada una, una libra y media de queso (la mitad, seco), de leche la mitad de la que se hubiere ordeñado en los días de fiesta y además una urna de leche. Según estas condiciones, el cordero que hubiere vivido un día y una noche entra en el producto; el comprador cese en el disfrute en las calendas de junio: si hubiere un mes intercalar, en las calendas de mayo. No se comprometa [2] a más de treinta corderos. Las ovejas que no hubieren parido resultarán en el producto a dos por una. Un día vendala lana y los corderos, el propietario reciba del cobrador el dinero en el plazo de diez meses. Críe un lechón por cada diez ovejas. El empresario proporcione un pastor durante dos meses: mientras no diere garantías al dueño o le pagare, quede en prenda el pastor.

151 [CLX]

Cómo hay que plantar el ciprés

Minio Percenio de Nola ha mostrado de la siguiente manera cuándo es menester recoger, sembrar y acodar la semilla de ciprés y de qué modo es menester sembrar un campo de ciprés: es menester recoger por primavera [2] semilla de ciprés de Tarento; la madera, cuando la cebada se pone rubia. Cuando la hayas recogido, ponla al sol, limpia la semilla; guárdala seca para sacarla seca. Por primavera siémbrala en un lugar donde la tierra sea muy blanda (la que llaman «negra»), donde haya agua cerca: estercola primero bien ese terreno con estiércol de cabra o de oveja y luego voltéalo con la laya; mezcla bien la tierra con el estiércol, límpiala de hierba y de grama, desmenuza bien la tierra. Haz unos canteros de cuatro [3] pies de ancho cada uno: hazlos algo cóncavos para que puedan retener el agua: haz entre ellos unos surcos por donde puedas limpiar de hierbas esos canteros; cuando estén hechos esos canteros, siembra apiñadas las semillas, tal como suele sembrarse el lino. Cierne ahí tierra con el cedazo, cierne tierra hasta un espesor de medio dedo: allánalo bien con una tabla, con las [4] manos o con los pies. Sien alguna ocasión no llueve, al punto de que la tierra tenga sed, riega suavemente con agua los canteros; si no tienes con qué regar, tráela de otra parte y échasela suavemente. Cuantas veces haya necesidad, haz por añadirles agua. Si han nacido hierbas, haz por limpiarlas de hierbas: límpialas de hierbas cuando estén aún muy tiernas y cuantas veces haya necesidad. Es menester hacerlo durante el verano, tal como se ha dicho, y cubrirlo con paja cuando se haya sembrado la semilla; cuando hayan comenzado a nacer los brotes, entonces hay que quitar la paja.

152 [CLXI]

De las escobas de ramas

De las escobas de ramas a la manera como lo han enseñado los Manlios. En los treinta días en que cosechas la uva, haz de vez en cuando unas escobas de ramas de olmo secas: átalas en un palo. Frota bien con ellas las paredes de los toneles por dentro para que las heces no se adhieran a las paredes.

153 [CLXII]

Del vino de orujo

Haz el vino de orujo de la siguiente manera: dispón para este menester dos cestas de Campania de las de aceituna: llénalas de los orujos, mételas bajo la prensa y exprímelas.

154 [CLXIII]

Cómo medir el vino a los compradores

Cómo medir sin molestia el vino a los compradores. Haz para este menester un recipiente de un cúleo de capacidad: que tenga cuatro asas en la parte superior para que pueda transportarse. Perfóralo por la parte inferior: métele por abajo una caña para que pueda obturarse debidamente y perfórala por la parte de arriba, hasta el nivel de un cúleo. Tenlo colocado en alto entre los toneles para que el vino pueda salir de él alodre. Llénalo y luego obtúralo.

155 [CLXIV]

Desalojar el agua del campo durante el invierno

En invierno es menester desalojar el agua del campo. En la montaña es menester mantener limpias las zanjas de desagüe. A primeros del otoño, cuando hay polvo, entonces surge peligro por el agua. Cuando comience a llover, es menester que salgan los esclavos con azadas y escardillos, abran zanjas y cuiden de desviar el agua a las regueras y fuera del sembrado para que corra. La alquería, cuando llueva, [2] es preciso recorrerla alrededor y, si hay goteras, señalarlas con carbón; cuando deje de llover, cámbiese la teja. Durante la época de cultivo, en los trigales, en el campo cultivado o en las zanjas, sise estanca el agua o algo la obstaculiza, es menester echarla fuera, dejarlo expedito y despejado.

156 [CLXV]

Sobre la col: cuántas propiedades medicinales tiene, y sobre otros asuntos relativos a la medicina

Propiedades digestivas de la col. La col es la hortaliza que supera a todas. Cómela cocida o cruda: si la comes cruda, mójala en vinagre: hace digerir maravillosamente, hace buen vientre y su orina es sana para todo. Si quieres beber mucho y cenar a placer en el banquete, cómela cruda antes de la cena en la cantidad que quieras mojada en vinagre, e igualmente, cuando hayas cenado, come unas cinco hojas: te pondrá como si no hubieras comido nada y beberás [2] cuanto quieras. Si quieres vaciar el estómago, coge cuatro libras de col que sea muy tierna; a continuación haz tres puñados iguales y átalos. Después, pon una olla con agua; cuando comience a hervir, mete durante un momento un puñado; dejará de hervir; después, cuando comience a hervir, mételo un poco [3]hasta contar cinco; sácalo. Haz lo mismo con el segundo puñado e igual con el tercero. Después échalos ***, aplástalos y apártalos en un lienzo, exprime su jugo, aproximadamente una hemina, en un pocillo de barro: échale un grano de sal como un yero y el suficiente comino frito para que dé olor; después, pon el pocillo al sereno de noche. Quien haya de beberlo, lávese con agua caliente, beba agua endulzada con miel y acuéstese sin cenar. Después, por la mañana beba el jugo y pasee cuatro horas, [4] haga sus quehaceres si tiene alguno. Cuando venga la gana y acucie la náusea, túmbese y púrguese: echará tanta bilis y mucosidad que a él mismo le extrañará de dónde sale tanto. Después, cuando haga de vientre, beba una hemina o un poco más; si hace demasiado, tome dos cucharadas de harina fina, deslíalas en agua, beba un poco y se detendrá. Pero para quienes [5] padezcan de cólicos es menester macerar col en agua; cuando esté macerada, échala en agua caliente, cuécela hasta que se ablande bien y tira el agua. Después, añade sal y un poquito de comino y añádele también flor de harina de cebada y aceite. Después, hazla hervir, viértela en una escudilla para que se enfríe: [6] trocéese encima el alimento que se quiera, después cómase; pero si pudiera comer sola la col, cómala. Y si está sin fiebre, dale vino tinto recio: bébalo lo menos aguado posible; si hay fiebre, agua. Haz esto todos los días por la mañana. No le des mucho para que no se hastíe y pueda en adelante comerla a placer. Dala de la misma manera a hombres, mujeres y niños. Ahora trataré de los que orinan con dificultad y de los que orinan [7] gota a gota. Coge una col, échala en agua hirviendo, cuécela un poquito de modo que esté casi cruda; después, tira el agua, no toda. Añádele bastante aceite y sal y un poquito de comino, hazla hervir un poco; después, sorber frío su caldo y comer la propia col para que se digiera lo antes posible; hazlo a diario.

Sobre la col pitagórea: qué virtudes tiene y principios salutíferos. Primeramente es menester que conozcas qué variedades de col existen y cómo es su naturaleza. Lo combina todo para una buena salud y siempre cambia: con el calor, con la sequedad e igualmente con la humedad, con lo dulce, con lo amargo y con lo ácido; pero la colque se llama «de siete hojas» comprende en su naturaleza todo ello mezclado. Ahora, para que conozcas la naturaleza de ellas, la primera es la que se denomina «lisa»: es grande, de hojas anchas y tallo grande, tiene una naturaleza robusta y una gran fuerza. La segunda es rizada, se llama «apiacon»: ésta es [2] buena por su naturaleza y por su aspecto y es más eficaz para sanar que la que se ha descrito arriba. E igualmente está la tercera, que se llama «suave», de tallos menudos, tierna, y la más ácida de todas ellas, de escaso jugo y muy fuerte; y primeramente debes saber que de todas las coles ninguna es tan medicinal. Para todas las heridas e inflamaciones ponla triturada [3] encima:limpiará todas las llagas y las sanará sin dolor; también ablanda las hinchazones y las hace supurar, también limpiará las heridas fétidas y los tumores y los sanará, cosa que otro medicamento no puede hacer. Pero antes de aplicarla, da un lavado con agua caliente abundante: después, aplícala triturada dos veces al día: con ello se quitará el mal olor. El tumor negro da olor y echa un pus sucio; el blanco es purulento, pero fistuloso y supura por dentro bajo la carne. Para heridas de este tipo [4] tritura col; las sanará; es la mejor para heridas de este tipo. Y si hay alguna luxación, aplica calor dos veces al día con agua caliente y ponle encima col triturada; la sanará enseguida; pónsela dos veces al día; quitará los dolores. Si hay contusión, se [5] hinchará; ponle encima col triturada; la sanará. Si se ha producido alguna llaga o carcinoma en los pechos, ponle encima col triturada; lo sanará. Si la llaga no pudiera resistir su aspereza, mézclale harina de cebada y pónsela así encima; sanará todas las llagas de este tipo, cosa que otro medicamento no puede hacer ni limpiar. Si un niño o una niña tuviera una llaga de este tipo, añádele harina de cebada. Si quieres comerla picada, lavada, seca o espolvoreada de sal y vinagre, no hay nada más [6] saludable. Para que la comas más a placer, rocíala con vinagre endulzado con miel; algo más a placer la comerás lavada, seca, con ruda y coriandro, troceada y espolvoreada de sal. Te hará bien, no dejará que quede en tu cuerpo nada malo y hará buen vientre. Si previamente hubiera dentro algún mal, lo pondrá todo sano y lo hará salir todo de la cabeza y de los ojos y lo [7] pondrá sano. Es menester comerla por la mañana en ayunas. Si hay bilis negra y se inflama el bazo y si duele el corazón y duele el hígado, los pulmones o el diafragma, en una palabra, lo pondrá todo sano, incluso lo que produzca dolor internamente. Rállale encima silfio: es bueno. En efecto, todas las venas, cuando están hinchadas por el alimento, no pueden llevar la respiración por todo el cuerpo: de ahí surge alguna enfermedad. Cuando por el mucho alimento no se mueve el vientre, si utilizas la col en la debida proporción, como te aconsejo, no sobrevendrá ninguna enfermedad por el abuso de éste. Pero nada disipa tanto la enfermedad articular como la col cruda (si la comes troceada con ruda y coriandro machacados, seca y con laserpicio rallado) y la col en ojimiel y espolvoreada de sal. [8]Si la empleas así, podrás poner a prueba todas las articulaciones. No supone ningún gasto: y si supusiese gasto, no obstante habría que experimentarlo por salud. Es menester comerla por la mañana en ayunas. Si uno está insomne o con debilidad senil, lo pondrás sano con este mismo procedimiento curativo. Pero a un hombre en ayunas dale col asada y aceitada en caliente, con un poco de sal; cuanto más coma, tanto más rápido se pondrá sano de esa enfermedad. Para quienes sufren de cólicos, haz [9] lo siguiente: macera bien la col, échala después en una olla, hazla hervir bien. Cuando esté bien cocida, tira el agua; añádele bien de aceite, un poquito de sal, comino y flor de polenta. Después, hiérvela bien: cuando haya hervido, échala en una escudilla; dásela a comer, si es capaz, sin pan; si no, dale pan blanco, que lo moje ahí. Y si no tiene fiebre, dale a beber vino tinto; se pondrá sano enseguida. Y si alguna vez surge necesidad de ello [10] para quien está débil, lo siguiente puede ponerlo sano: se come la col tal como está escrito arriba, y además esto: conserva la orina del que ha comido col a menudo; caliéntala, mete en ella a esa persona débil; se pondrá sano enseguida con este tratamiento: está comprobado. Igualmente, si lavas a los niños pequeños en esa orina, nunca se pondrán débiles. Y a quienes tienen la vista poco clara, imprégnaselos con esta orina: verán mejor. Si duele la cabeza o el cuello, lávalos con esa orina caliente: [11] dejarán de doler. Y si la mujer aplica en sus partes fomentos de esta orina, nunca le vendrá tarde el mes; y es menester aplicar así los fomentos: cuando los hayas hecho hervir en una escudilla, pónselos bajo un asiento horadado: que se siente ahí la mujer, cúbrela y envuélvela en ropa.

[12] La col silvestre tiene muchísima fuerza. Es menester secarla y machacarla bien menuda. Si quieres purgar a alguien, que no cene el día anterior; dale por la mañana en ayunas col triturada y cuatro ciatos de agua. Ninguna otra cosa lo purgará tan bien, ni el eléboro ni la escamonea, y sin peligro. Y debes saber que [13] es saludable para el cuerpo. A los que desconfías de sanar, los sanarás. Quien se haya purgado con esta purga, trátalo de la siguiente manera: dásela en poción líquida durante siete días. Cuando quiera comer, dale carne de asno; si no quiere comer, dale col cocida y pan, y que beba vino ligero diluido, que se lave poco y emplee ungüentos. Quien se haya purgado así, dispondrá de una salud duradera y no le vendrá ninguna enfermedad a no ser por su culpa. Y si alguien tiene una llaga repulsiva o reciente, rocía esta col silvestre con agua y pónsela encima: lo sanarás. Y si hay una fístula, introdúcele una torunda de col; si [14]no cabe la torunda, dilúyela, métela en una ampolla, átale una caña y aprieta para que entre en la fístula; eso la sanará enseguida. Y para todas las llagas viejas y recientes, aplícala triturada con miel: las sanará. Y si entra un pólipo en la nariz, pon en [15] unas pinzas col silvestre seca triturada y métela en la nariz y respira hacia dentro lo más que puedas: en tres días caerá el pólipo y, cuando haya caído, haz lo mismo no obstante unos cuantos días para curar completamente las raíces del pólipo. Si [16] oyes poco con los oídos, tritura col con vino, exprime el jugo, instílalo tibio dentro del oído: advertirás enseguida que oyes más. Aplica col al impétigo de sarna: lo sanará y no hará llaga.

158 [CLXVI]

Es menester vaciar el vientre de esta manera

Es menester vaciar el vientre de la siguiente manera: si quieres hacer bien de cuerpo, cógete una olla, échale seis sextarios de agua y añádele ahí una pezuña de pernil: si no tienes pezuña, añádele un trozo de pernil de media libra lo menos graso posible. Cuando ya empiece a estar cocido, añádele dos tallos pequeños de col, dos tallos pequeños de acelga con su raíz, una pizca de helecho, hierba mercurial en no mucha cantidad, dos libras de almejas, un mújol y un pez escorpión, seis caracoles y un puñadito de lentejas. Cuécelo todo [2] hasta que queden tres sextarios de caldo. No le añadas aceite. Tómate a continuación un sextario tibio, añade un cíato de vino de Cos, bebe y descansa de momento; después, una segunda toma de la misma manera, después una tercera: te purgarás bien. Y si quieres beber además vino de Cos mezclado con agua, puedes beberlo. De entre tantas cosas que se han descrito, una sola cualquiera puede hacer vaciar el vientre. Pero hay tantas precisamente para que lo vacíes bien, y es suave.

159 [CLXVII]

Remedio para escoriaciones si vas de viaje

Remedio para escoriaciones. Cuando vayas de viaje, lleva bajo el anillo una ramita de ajenjo del Ponto.

160 [CLXVIII]

Para conjurar una luxación

Si hay alguna luxación, quedará sana con este conjuro: cógete una caña verde de cuatro o cinco pies de larga, hiéndela al medio y que la mantengan dos hombres junto a la cadera. Comienza a decir el conjuro: Motas vaeta daries dardares astatariesdissunapiter hasta que las dos partes coincidan. Agita por encima un hierro. Cuando coincidan y la una esté en contacto con la otra, cógela con la mano y córtale la punta a la parte derecha y a la izquierda; átala a lo luxado o a la fractura: quedará sano. Y, no obstante, dirás el conjuro a diario † † o de la siguiente manera: Huat haut haut istasistarsis ardannabou dannaustra.

161 [CLXIX]

Cómo se siembra el espárrago

Cómo se siembra el espárrago. Es menester labrar bien un terreno que tenga humedad, o un terreno graso. Cuando esté labrado, haz unos caballones para poder sachar y escardar a izquierda y derecha, y no pisarlo. Cuando hayas formado los caballones, deja un intervalo entre los caballones de medio pie de ancho en todas direcciones. Después, siembra, hunde en línea con ayuda de un palo dos o tres granos de simiente y cubre la oquedad de la tierra con el mismo palo. Después, esparce debidamente estiércol sobre los caballones. Siembra después del [2] equinoccio de primavera. Cuando haya brotado, límpialo de hierbas a menudo y cuida de no arrancar el espárrago junto con la hierba. En el año en que hayas sembrado, cubre el espárrago con paja durante el invierno para que no se le queme la punta; después, en la primavera descúbrelo, escárdalo y sáchalo; a los tres años de haberlo sembrado, quema los troncones a comienzos de primavera. Después, no lo escardes antes de que haya [3] brotado el espárrago para no lastimar las raíces al escardar. Al tercer o cuarto año arranca de raíz el espárrago, pues si lo rompes, surgirán renuevos y acabarán muriéndose; podrás arrancarlos hasta que veas que va a granar. La simiente se pone madura para el otoño. Así, cuando hayas cogido la simiente, quema los troncones y cuando el espárrago haya comenzado a brotar, escárdalo y estercólalo. Al cabo de ocho o nueve años, cuando ya está viejo, retíralo y remueve y estercola bien la tierra en el [4] sitio en que lo vayas a plantar. Después, haz unas zanjas pequeñas donde hundir las raíces del espárrago. Que la distancia entre las raíces de los espárragos no sea de menos de un pie. Arráncalo, cávalo en torno de modo que puedas arrancarlo fácilmente: cuida de que no se rompa. Haz por echar la mayor cantidad posible de estiércol de oveja: es el mejor para esto; otro estiércol cría hierbas.

162 [CLXX]

Salazón de jamones y de pinchos de carne de Putéolos

Salazón de jamones y de pinchos de carne de Putéolos. Es menester salar los jamones en barricas o en tinajas de la siguiente manera: cuando hayas comprado los jamones, córtales las pezuñas. Echa medio modio de sal romana molida para cada uno. Cubre con sal el fondo de la barrica o de la tinaja: a continuación, coloca un jamón; que la piel mire hacia abajo, cúbrelo enteramente de sal. A continuación, coloca otro encima:recúbrelo de la misma [2] manera, mira que la carne no esté en contacto con la carne. Recúbrelos así todos. Cuando ya los hayas colocado todos, recubre de sal por encima para que no se vea la carne: enrásalo. Cuando ya hayan estado en sal cinco días, sácalos todos con la sal: los que hasta entonces hayan estado arriba, ponlos abajo y recúbrelos y colócalos de la misma manera. Después de doce [3] días en total, saca los jamones límpiales toda la sal y cuélgalos al aire dos días; al tercer día límpialos bien con una esponja, úntalos bien de aceite y cuélgalos al humo dos días. Al tercer día retíralos, úntalos bien de aceite mezclado con vinagre y cuélgalos en la despensa: ni las lombrices ni los gusanos los tocarán.

Ir a la biblioteca de textos clásicos